Paraguay, con tan sólo 6.6 millones de habitantes, es un pequeño país de Latinoamérica lindado por dos de las economías más grandes de la región, Brasil y Argentina. Es uno de los países de la zona que ha tenido mayor crecimiento del PBI en los últimos años, alcanzando un récord histórico en el año 2013 de 13,6% . Sin embargo la macroeconomía parece ir por un camino diferente al de la microeconomía y sigue sin reflejarse en la vida cotidiana de sus ciudadanos. El 96% de la riqueza sigue concentrada en un 6% de la población. Es uno de los países más corruptos de la región según Transparency International, sólo superado por Venezuela. Sus territorios se encuentran minados por el llamado Ejército del Pueblo Paraguayo ( EPP), grupo guerrillero que tiene atemorizados no sólo a sus pobladores sino a aquellos brasileños que han invertido en haciendas para explotación agropecuaria. Los diferentes gobiernos han hecho poco y nada por erradicar o bajar los índices de pobreza; no ha existido voluntad política para ello. Las crecidas del río Paraguay, como consecuencia de las incesantes lluvias totalmente inesperadas para esta época del año, no han hecho más que contribuir a ahondar los problemas que le toca enfrentar a su nuevo presidente, que ya lleva más de un año en el gobierno, el magnate tabacalero, Horacio Cartes.
Este semana debido a la crecida del Río Paraguay que ya alcanza más de 7 metros, las autoridades estarían por declarar el estado de emergencia vial. Son 30.000 km de carreteras intransitables y más de 230.000 damnificados, según confirmara el miércoles la Secretaria de Emergencia Nacional (SEN). En lo que va del 2014, llovió la misma cantidad que durante todo el 2013. Con el agravante de que para este verano se espera la llegada de El Niño por lo que las lluvias se intensificarán aún más. Las familias de bajos recursos son las más afectadas ya que las mismas habitan en las márgenes del río. A tan sólo metros de la majestuosa casa de gobierno, se encuentra el barrio pobre de Chacarita, totalmente bajo el agua. Sólo emergen por sobre las aguas los techos de chapa y antenas rojas de televisión de Claro.
Esto lo observé con mis propios ojos hace algunos días cuando decidí viajar a Asunción. Al ver tanto contraste, me pregunté: ¿por qué será que, cuanto más pobre es un país, más grandes y lujosas son sus casas de gobierno? Adicionalmente, como si semejante tamaño no bastara, tienen residencias presidenciales y, en el caso del presidente Cartes, una tercera mansión que es la propia. Esto es como una cachetada a la mayoría de la población que se encuentra en una situación de pobreza. Pero esto no sólo sucede en Paraguay. Todos pudimos ver la mansión desde donde gobernaba el presidente de Haití cuando se produjo el terremoto. En Argentina tenemos una enorme y bellísima Casa Rosada con innumerables metros cuadrados y salones, y una Quinta de Olivos como si los metros de la primera no alcanzaran para también albergar a nuestros presidentes y así ahorrar en gastos de helicópteros. En contraste con esto, el presidente de los Estados Unidos trabaja y vive con su familia en la Casa Blanca, siendo la economía más grande del mundo y el país más poderoso. Es toda una ironía .
Volviendo a la economía paraguaya, tanto CEPAL como su presidente Cartes, pronosticaron para este año un crecimiento del 4,8%, duplicando el que tendrá la región. Pero los gastos sociales en proyectos anti pobreza son mínimos, o al menos lo han sido hasta el momento. Quizás ello se deba a la falta de impuestos. En Paraguay sólo se paga el 10% de impuesto a las ganancias. Esto lo hace muy atractivo para los inversores extranjeros que tienen pocos impedimentos fuera de los generados por la incertidumbre y peligros del propio país. Horacio Cartes, quien ganara la presidencia hace ya más de un año promoviendo durante su campaña políticas conservadoras y amigables hacia las inversiones extranjeras, reconoce la pobreza y la corrupción pero aún no ha podido hacer demasiado para combatirlas. Sólo ha creado trabajo atrayendo más inversión privada que tampoco es poca cosa. Habrá que darle más tiempo .
El 77% de las tierras arables paraguayas están controlados por el 1% de la población de acuerdo al último censo. Muchas de ellas están en manos de sus vecinos brasileños y de unos pocos argentinos que huyendo de las trabas en su propio país se aventuraron a invertir allí. Pero estos están acechados por el EPP, guerrilla que secuestra y extorsiona a a los dueños de haciendas pidiéndoles dinero a cambio de tranquilidad. Todos coinciden en que este grupo esta formado por no más de 30 guerrilleros y que lo que no hay es voluntad política para exterminarlos. Probablemente en esto indice también el factor corrupción: que estén apadrinados por miembros del Congreso, que hoy cuentan con más poder que el propio Presidente de la nación, y que a cambio de protección reciben dinero para sus campañas política para así mantenerse en el poder.
En una entrevista telefónica con el empresario paraguayo Roberto Espínola, dueño de la conocida y afamada sastrería Robert, y representante de la organización ” Basta ya” a través de la cual desde hace años lucha contra la corrupción y colabora con distintos proyectos de seguridad para lograr un país mejor, me hizo saber que cada día las redes sociales tienen un rol más activo en la política paraguaya. Según Espínola, “hoy los políticos le tienen terror a la ciudadanía”. Aseguró que si hoy hay una lucha más intensa por parte del Presidente contra la corrupción es mérito de la misma sociedad. “En internet estamos muy avanzados y existe libertad absoluta, no hay ningún tipo de censura. Hay mucha corrupción política y una tremenda desigualdad social que produce mucho daño. La clase media se ha ido achicando.”
Espínola también hizo referencia al Ejercito del Pueblo Paraguayo ( EPP) que cada vez cuenta con más apoyo de la gente que se encuentra en situación de extrema pobreza y ve en ellos a aliados. Dice que algo falla en el gerenciamiento del país. ” Hay incapacidad, porque el capital está. Todas las licitaciones de obras públicas están cartelizadas por los miembros del Congreso. Son un negocio. La corrupción carcome todo”. También aclara que Cartes llegó con la intención de acabar con todo esto. Ya se han aprobado obras de infraestructura muy importantes. Pero aún el camino es largo.
Habrá que ver si los gobernantes paraguayos están dispuestos a abandonar sus beneficios, transformarse en verdaderos patriotas y demostrar más amor por su patria que por el poder y su propio bolsillo. Tienen una oportunidad única en sus manos, ojalá la sepan aprovechar para el beneficio de sus ciudadanos. Si el país crece, pero su pueblo se perpetúa en la pobreza, hay algo que definitivamente están haciendo mal.