El Estado Islámico declara su guerra al mundo

María Belén Chapur

Mientras la ciudad luz se ensombrece y sus calles se bañan en sangre y dolor por los terribles hechos ocurridos horas atrás en uno de los barrios más populares de París, los yihadistas suníes del Estado Islámico (ISIS) festejan su nuevo triunfo sembrando el terror y alzando sus banderas negras, desafiando así a todo país que decida enfrentarlos. El Califato, asentado en parte de Irak y de Siria, mostró una vez más al mundo que está dispuesto a todo y que cuenta con los medios para hacerlo, tanto logísticos como financieros. Para no dejar dudas de esto, puso en marcha una serie inédita de atentados en cadena que comenzaron una semana atrás con la explosión de un avión comercial ruso sobre el Sinaí, Egipto, donde murieron 200 personas, continuando este jueves con el atentado en un barrio chiita de Beirut, Líbano, contra targets de Hezbollah, grupo terrorista aliado de Irán, donde hubo más de 40 víctimas fatales y cerrando la semana el viernes 13 por la noche con los trágicos atentados en París que dejaron como resultado 127 muertos y más de 300 heridos de los cuales 80 se encuentran en grave estado.

Todo salió como estaba planeado. Una guerra que hasta el viernes seguía contenida y limitada a Medio Oriente pero que a partir de hoy se ha extendido hacia Europa con todos los riesgos que ello significa. El Estado Islámico, criatura engendrada por las guerras de Irak y Siria muestra al mundo lo que más temíamos, una guerra no convencional basada en actos terroristas con bases y simpatizantes a lo largo y ancho del mundo. Su lucha ya no conoce límites ni fronteras.

El 13 de noviembre quedará grabado para siempre no sólo en los corazones de todos franceses sino en los de todos aquellos que en el mundo compartimos los mismos valores de libertad, igualdad y fraternidad. Será recordado como un viernes negro, en el que ocho terroristas suicidas con armas automáticas Kalashnikov y chalecos cargados de bombas acabaron con la vida de 127 inocentes que aún pueden ser más. Siete actos de terror independientes y perfectamente sincronizados, en lugares clave por ser muy populares entre los parisinos , irónicamente a tan sólo metros del monumento a la Bastilla.

Nada y todo falló a la vez. ¿Por qué digo esto? Porque Paris se encontraba en alerta roja desde los atentados perpetrados en enero de este año contra el periódico satírico Charlie Hebdo, que dejara un saldo de más de 17 muertos. Tanto el presidente de Francia, François Hollande, como los servicios de inteligencia deberán preguntarse por qué no pudieron prevenir semejante atrocidad. Tendrán que hacer una profunda autocrítica ya que son responsables por la seguridad sus habitantes. A veces las cosas tienen que suceder para revisar y actuar. Esto también llevará a Francia y al resto del mundo a cuestionar el tema de los refugiados sirios . Se tendrán que rever los protocolos de seguridad , y hasta qué punto abrir las puertas a los refugiados de ahora en más , ya que uno de los pasaportes sirios encontrados en las zonas de las explosiones cercanas al Stade de France pertenece a un sujeto implicado en los ataques que habría entrado por Grecia junto con otros inmigrantes.

Esta nueva forma de guerra no convencional empleada por el Estado Islámico difiere de la utilizada anteriormente por Al Qaeda ya que estos apuntaban a grandes objetivos con ataques de alto impacto causando el mayor daño posible. En este caso su metodología se basa en atacar muchos puntos a la vez socialmente significativos, de forma sincronizada y simultánea, causando así terror en la población. Se siembra la sensación de que esto es sólo el comienzo y que nada se puede hacer para evitarlo. Se busca afectar el modo de vida cotidiano, atacando lugares muy frecuentados por los locales, objetivos a su vez vulnerables, que crean un impacto y una división tanto a nivel nacional como entre los mismos países europeos por no existir fronteras entre sí al ser su paso de libre tránsito. Se busca que el miedo generado impulse a sus habitantes a presionar sobre sus gobiernos para que abandonen la intervención en Medio Oriente.

Estados Unidos deberá estar más alerta que nunca ya que en la cadena de sucesos puede ser la próxima víctima de esta novedosa modalidad. Desde los ataques del 11 de septiembre del 2001 perpetrados por Al Qaeda, la ciudad de Nueva York se ha visto amenazada en 12 oportunidades pudiendo ser cada una de las operaciones desbaratada a tiempo por los servicios de inteligencia. Según éstos, hay detectados cerca de 900 simpatizantes del Estado Islámico dentro del país. Se los monitorea constantemente, son seguidos paso a paso. En Europa la situación se hace aún más difícil ya que los simpatizantes del Califato suelen unirse a su lucha en Medio Oriente y luego regresan a sus países transformándose en una amenaza latente sin poder ser identificados en mucho de los casos.

La reunión del G20 que dará comienzo este domingo en Turquía se llevará a cabo bajo extrema tensión. Seguramente Erdogan, presidente reelecto recientemente, dará la orden de reforzar la seguridad de su país y estar alerta dados los últimos acontecimientos. Querrá evitar que se produzcan atentados en su propio suelo. El tema principal serán los actos terroristas en París, las medidas a tomar y como seguir la lucha contra el Estado Islámico en Siria e Irak ya que seguramente habrá que reformular caminos y decisiones. Hasta ahora los aliados se han abstenido de mandar tropas, solo han realizado ataques aéreos y apoyo logístico a los locales. Este ataque a París representa un punto de inflexión a partir del cual se deberá trabajar aun mas en forma conjunta y replantear alianzas. Irán, Bashar al Assad en Siria, Rusia, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido luchan hoy contra un mismo enemigo, el Estado Islámico pero con diferentes motivaciones y objetivos. Deberán reconsiderar alianzas y llevar a cabo una investigación en forma conjunta que lleve a encontrar, uno por uno, a todos los implicados en la operación. También deberán acordar qué hacer con Bashar al Assad en Siria lo cual es más difícil aún ya que éste cuenta hasta hoy con el apoyo incondicional de Rusia e Irán. Es esencial que empiecen a actuar en forma sincronizada intercambiando información que ayude a prevenir actos similares. Lamentablemente Estado Islámico cuenta con simpatizantes en una gran mayoría de países, quienes terminan siendo estratégicos al momento de perpetrar estos actos vandálicos. Habrá que identificarlos, lo cual no será tarea fácil. Nos guste o no, esto se está transformando, con distintos matices y como bien lo dijo hoy el Papa Francisco, en una Tercera Guerra Mundial por partes con epicentro en Medio Oriente. Ojalá los mandatarios estén a la altura de las circunstancias y decidan habiendo aprendido del pasado.