Se miran de reojo, se miden, tienen todos la mente ubicada en 2015, pero nadie se juega. Es habitual verlos en foros, seminarios, debates, fotos, pero sólo se quedan en el intento. Hoy la clase política, y fundamentalmente los presidenciables, saben que solos no llegan. Necesitan, además del electorado, tener una base de conocimiento a nivel país, de estructura, y poner fin a las divisiones en distritos clave como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe.
En el Frente Unen quieren repetir la experiencia de la elección de medio término en Capital y están convencidos de que, a nivel país, suman 30 puntos; la cuestión es que las matemáticas caen en la política, el electorado es muy difícil de cohesionar. Los radicales tienen un doble juego, como siempre. Los más progresistas quieren revalidar los acuerdos con el Socialismo y sectores de Proyecto Sur. Sin embargo, un amplio sector cree que acompañar a Mauricio Macri es la manera de cooptar a esas clases urbanas enojadas con el gobierno que pretenden un cambio de estilo en la gestión y un manto de transparencia.
Hoy, el Jefe de Gobierno porteño está segundo: varias encuestas le dan entre 13 y 17 puntos. Hace una semana, un funcionario de la Nación, se mostró preocupado por este crecimiento, aunque su mueca también parecía de satisfacción.
¿Satisfacción? Si, aunque cueste creerlo, todos sabemos que en la Casa Rosada un sector quiere esmerilar a Daniel Scioli y aquellos cuadros del kirchnerismo más estricto que veían al Gobernador rubio y de ojos celestes en el verano prefieren ahora apuntar a otro lado.
El jueves, en una cena del Movimiento Evita, ubicaron sobre la mesa el nombre de Jorge Taiana. El brazo social y pragmático cree que el ex canciller resume más que nadie el espíritu de los ’70: estuvo detenido, es hijo del médico de Perón y además es un kirchnerista critico en ciertos momentos.
Creen que, a la par de Agustín Rossi o Sergio Uribarri, Taiana puede hacer fuerza en las PASO, para después negociar con el ganador. Obviamente creen que las primarias las gana el ministro Florencio Randazzo y van a hacer todo lo posible, para que sí sea.
Las últimas palabras del Jefe de Gabinete -“Dime con quién andas y te diré quien eres”- terminan de confirmar que las fotos y los gestos molestan en la Rosada. De todos modos, Scioli no va a romper, porque aún queda mucho tiempo por delante y allí está la fuga de votos que hoy capitalizan Massa y Macri.
Los sciolistas más optimistas creen que en diciembre va a haber definiciones, que algún acercamiento entre sectores del peronismo florecerá entre los presidenciables. Los radicales piensan lo mismo, el problema es quién resigna su posición y si están dispuestos a traspasar los límites.
En el medio está la gente que sigue esperando certezas y programas.
Hoy, o la clase política va al psicólogo, o el 2015 está para el menos pensado.