Por qué voy a ir

Miguel Giubergia

Yo también voy. ¿Cómo no voy a ir? No hago caso omiso a las definiciones de Aníbal Fernández respecto a la movilización, es más, esas afirmaciones le dieron un valor agregado a mi decisión de ir.

A casi todos los argentinos nos duele la muerte de Alberto Nisman. Nos dejó desnudos, desprotegidos. Por eso decidimos marchar, acompañando a los colegas del fiscal en su reclamo genuino e indiscutible para que se resuelva el caso.

Lo único que el Gobierno supo hacer, frente a la muerte de un fiscal de la Nación, es reaccionar mal. Se entrometió, opinó y reculó. Rompió diarios y opinó por Facebook y cadena nacional. Otra vez no pudo ni supo, y hasta sospecho que ni quiso, llevar tranquilidad a todo un país convulsionado.

Ahora usan de voceros para desacreditar el 18F a los mismos que convocan a “defender” al Gobierno cada vez que se les cruza algún fantasma y llenan los espacios públicos contra las supuestas corporaciones, oligarcas y varios destituyentes creados por su imaginario.

Nisman nos duele y nos va a seguir doliendo hasta que la Justicia clarifique las circunstancias de su muerte. El próximo miércoles 18 de febrero estaremos allí para expresar nuestra preocupación, nuestro compromiso con la verdad, con la justicia y con la República.