Por: Néstor Pitrola
El proyecto kirchnerista no es de blanqueo de trabajadores. Con el remanido y fracasado criterio menemista de bajar costos laborales para “crear empleo”, se pretende meter el perro de una ley de blanqueo.
El proyecto de ley establece un menú de rebajas de aportes patronales a la seguridad social de tipo decreciente, desde las Pymes (total durante dos años) hasta las grandes empresas, en este último caso de un 25%. Lo que no podemos negar es que hay un lineamiento, porque antes se eximió de los cortes de subsidios al gas y al agua a las empresas. Es decir que se ha iniciado un ciclo de reforzamiento de los subsidios y extensiones del Estado a las patronales, a expensas de los trabajadores.
En el caso de la mal llamada ley de blanqueo es claramente a expensas de los trabajadores porque la ley afecta los aportes, por ejemplo jubilatorios. Y si bien al trabajador se le reconocerían los años de aportes, la rebaja desfinancia el sistema en su conjunto y por lo tanto afecta la movilidad jubilatoria. Es un golpe a la jubilación, que no es otra cosa que un salario diferido, en beneficio de los capitalistas. Refuerza las rebajas patronales de los 90 que han desfinanciado al Ansés en miles y miles de millones de pesos desde hace 20 años.
Luego, el largo articulado de creación del “Repsal”, un registro de los empleadores en negro, es más de lo mismo, porque depende de las inspecciones que hasta ahora permitieron que el trabajo en negro llegue al escalofriante 35%. Claro, en muchos casos los propios inspectores están precarizados, como contratados o monotributistas.
El Estado nacional –y todos los demás, provinciales y municipales- no ha empezado por casa. Los monotributistas en los que compiten el cristinismo, Macri y otros gobernadores, son un abierto fraude laboral practicado por el estado encargado de “combatir” el trabajo en negro.
Desaparecido Laclau, el “relato” sigue vivo. Los “nacionales y populares” no visten el proyecto de rebajas patronales de “antidesocupación”, porque su relato indica que no hay casi desocupados, algo completamente falso si miramos los falsos empleos Argentina Trabaja y demás planes sociales y la descomunal magnitud de la AUH. Prefieren vestirlo de ley de blanqueo o combate al trabajo en negro que ellos mismos propiciaron y permitieron.
El combate al trabajo en negro no pasa, claro está, por falsas inspecciones de un Estado negrero –y coimero-, y mucho menos por rebajas de aportes patronales a la seguridad social. El pago de trabajadores en negro requiere de finanzas en negro y la rebaja de aportes podrá favorecer a los empresarios que toman algún trabajador –estamos en tiempo de despidos y suspensiones-, pero el que tiene un circuito económico en negro no lo cambia por una rebaja de aportes porque sufre el impacto del blanqueo de toda la porción de la actividad económica que corresponde al trabajador empleado. La ley es inútil, además, antes de empezar a aplicarse, en los salarios que se pagan parte en negro y parte en blanco, porque se trata de “viejos” trabajadores que no califican para la rebaja de aportes.
En resumen, es una estafa política. El blanqueo de los trabajadores requiere intervenir en función de una movilización social de los trabajadores mismos para denunciar su situación y garantizar su registración. Esto requiere brindar estabilidad laboral, por ejemplo por cinco años, a todo trabajador que por carta documento reclame su registración y/o su blanqueo salarial parcial. Otra medida clave para combatir el trabajo en negro es la elección de delegados, convocada haya o no haya afiliados a un sindicato determinado en todos los lugares de trabajo, para reforzar la cohesión de los trabajadores que tienen que encarar su lucha legal por el blanqueo. Por supuesto, otra contribución a la lucha por el blanqueo es terminar con el curro de la tercerización, a menudo en negro, mediante la vigencia irrestricta del convenio principal de la empresa o actividad de que se trate. Este es el camino del clasismo y la izquierda para terminar con el trabajo en negro, fuente de la más extrema flexibilidad laboral y miseria salarial.