Por: Nicolás Cachanosky
No es con alegría que llega este tercer aniversario del anuncio del cepo cambiario. Sin signos de interés por parte del oficialismo en levantar la medida ni propuestas concretas desde la oposición, se cumplen tres años de restricciones en el mercado de divisas que son otros tantos de deterioro económico. En un contexto internacional inmejorable, con altos precios de la soja y exceso de dólares en el mundo, el gobierno kirchnerista cumple tres años de crecientes regulaciones en el mercado cambiario. Mirando el cuadro completo de la economía argentina, cabe decir que el oficialismo es fuerte candidato a ser un ejemplo de manual de cómo no manejar la economía de un país.
Podrían resumirse dos motivos centrales que llevaron a la pérdida de reservas y finalmente al cepo cambiario. En primer lugar, una política de dólar barato (atraso cambiario). Un tipo de cambio regulado que evoluciona a un ritmo menor que la inflación lleva a un crecimiento relativo de las importaciones sobre las exportaciones dado que es más económico acceder a productos del exterior que adquirirlos en el mercado domeéstico. Desde el 2010 a las fecha la cuenta corriente del balance de pagos es negativa. Siendo un gobierno obsesionado con el pasado, no parece percatarse que comete los mismos de gobiernos anteriores. ¿No es acaso el atraso cambiario el problema señalado tanto a la tablita de Martínez de Hoz como a la convertibilidad durante el gobierno de Menem? En segundo lugar, la política de tarifas controladas junto a un marco institucional poco atractivo a inversiones de largo plazo llevaron a un faltante de energía que debe ser suplido con importación y por lo tanto pagado en dólares en el exterior. La política de sustitución de importaciones no sólo fue incapaz de generar dólares, sino que se encuentra en la peculiar situación de depender de los dólares generados por los sectores que supuestamente no generan valor agregado al punto tal de imponer altas retenciones o exigirles que exporten su producto. ¿No es síntoma de fracaso que el modelo de sustitución de importaciones dependa de los dólares generados por el sector agrícola? Desde que se acentúa la política del “vivir con lo nuestro” de Aldo Ferrer como ministro de economía en la década del 70 que la economía Argentina ha visto un empeoramiento en sus problemas cambiarios y una mayor dependencia de un sector industrial dependiente de “tipos de cambio competitivos”.
Si el objetivo del cepo cambiario era detener la pérdida de reservas, el fracaso de dicha política se deja ver en los datos oficiales del siguiente gráfico. Se ve claramente que luego de anunciar el cepo cambiario tanto las reservas brutas (en negro) como las reservas netas (en gris) entran en una acelerada caída. Seguir la evolución de las reservas netas es importante dado que este es el valor de reservas que de hecho “pertenecen” al BCRA. Si usted tiene en su billetera 100 dólares pero yo le he prestado 20, entones sus reservas son 80, no 100. Al 15 de octubre, si se descuentan depósitos en dólares de privados que se encuentra en custodia en el BCRA, depósitos en dólares del Tesoro, y préstamos en dólares (multilaterales y CEDINES), entonces las reservas netas rondan los 16.450 millones de dólares, no los 27.450 millones. Esto quiere decir que si se desea cambiar la base monetaria por los dólares en reservas netas, el tipo de cambio (de dolarización) se encuentra en 24.6 pesos por dólar.
El gráfico también muestra que desde la imposición del cepo se perdieron más reservas que con la crisis del 2001. En aquel entonces las reservas cayeron unos 9.300 millones. De noviembre del 2011 a septiembre del 2014 las reservas brutas y netas cayeron 21.200 millones y 16.900 millones respectivamente. En términos de pérdida de reservas, el kirchnerismo lleva más de una crisis 2001 sobre sus espaldas desde que decidió imponer una restricción tan anacrónica como el cepo cambiario. No es la primera vez que Argentina decide experimentar con restricciones en el mercado cambiario. No es la primera vez, tampoco, que los resultados dejan mucho que desear.
El fracaso no debe sorprender. El problema de fondo -control del tipo de cambio, tarifas congeladas y emisión monetaria para financiar un déficit fiscal abultado- no fue revisado. La pérdida de reservas que se acelera con el cepo cambiario tiene como contrapartida la expansión del mercado del dólar blue. La aparición del mercado informal del dólar es muestra de que las leyes económicas, igual que las leyes de la física como la gravedad, no pueden ser modificadas por leyes del Congreso, decretos de necesidad y urgencia, ni a fuerza de discursos políticos. En el siguiente gráfico se ve la evolución del dólar oficial (negro, eje izquierdo), el dólar blue (azul, eje izquierdo) y la brecha cambiaria (rosa, eje derecho). El gráfico muestra un cambio en la evolución de la brecha cambiaria desde la instauración del cepo cambiario.
Nótese que las caídas del dólar blue no logran persistir en el tiempo y son seguidas de picos que superan las cotizaciones anteriores. Estos últimos días dónde a fuerza de controles policial se ha desinflado la cotización del blue no deben verse fuera de la perspectiva y tendencia del dólar blue. Sin cambios de política de fondo no hay que esperar un cambio de tendencia (más allá de oscilaciones de corto plazo.) El cepo cambiario, por lo tanto, no sólo resultó en una notable pérdida de reservas, sino que llevó al florecimiento del mercado paralelo de dólar con una brecha cambiaria que ha llegado a superar el 80%. Desde que se instauró el cepo, la inflación (según Congreso) fue del 113.8% mientras que el tipo de cambio oficial se devaluó un 97.7%. En el mes de octubre la inflación interanual alcanzó el 41%, ubicándose por primera vez por encima del pico interanual de diciembre del 2002. En un contexto donde la inflación parece acelerarse más que desacelerarse, ¿nuevamente está el gobierno cometiendo su mismo error de “atraso cambiario”? ¿Qué dice de un gobierno en particular (y de una clase política en general) el persistir en el mismo error esperando resultados distintos? El anhelo de la ciudadanía de proteger sus ahorros y su futuro patrimonial llevaron a un aumento de la cotización del dólar blue del 230.6% desde que se instauró el cepo; otro valor que debe poner en perspectiva las recientes bajas del dólar blue. El gráfico también muestra que la devaluación oficia que ocurrió a principios de año tuvieron un efecto meramente transitorio sobre la brecha cambiara que no tardó en superar los valores pre-devaluación.
A tres años del cepo, prácticamente todos los indicadores de actividad económica muestran resultados negativos. Una política económica cerrada al mundo (vía DJAI y cepo cambiario) va en contra de principios básicos de la economía como la división del trabajo y las ventajas comparativas. Las dificultades económicas del país, con sus derivados problemas sociales (desempleo, pobreza, etc.) no deberían sorprender.
Unos breves comentarios finales:
1- Este desventurado aniversario del cepo cambiario nos encuentra sin claras propuestas desde la oposición (especialmente de los presidenciables) sobre cómo terminar con el cepo cambiario. Ya sea por incapacidad o desinterés, la oposición no posee, a mi juicio, un discurso claro sobre los problemas económicos más graves del momento. No se deben confundir expresiones de deseo con soluciones concretas. Las políticas económicas se evalúan por sus resultados, no por sus intenciones.
2- El faltante de dólares es, por definición, un desequilibrio en el mercado cambiario. Hay tres formas de corregir este desequilibrio. Disminuir la demanda de dólares. Aumentar la oferta de dólares. Corregir el precio a sus valores de equilibrio (donde cantidad demandada iguala a cantidad ofrecida.) Esto no debe interpretarse como un guiño a devaluar el tipo de cambio oficial (de acceso notablemente restringido), sino como un reconocimiento de que el tipo la moneda ya ha sido devaluado. A diferencia de lo que expresase el equipo económico del gobierno al devaluar el tipo de cambio de seis pesos por dólar a ocho pesos por dólar a principios de año, el tipo de cambio no se encuentra en equilibrio. Si ese fuese el caso no seria necesario mantener el cepo cambiario.
3. Debería ser inaceptable en una ciudadanía cívicamene madura que el gobierno restringiese el acceso al dólar forzando al ciudadano a ahorrar en pesos. Debería ser claro en un país que es una República en los hechos y no sólo en los papeles que no es potestad del Estado decidir en qué moneda usted tiene derecho a proteger su futuro patrimonial dado que usted, no el gobierno, es el soberano. Es preocupante que tras tres años de cepo, ya sea por incapacidad o desinterés, el Poder Judicial no haya puesto límites claros a las transgresiones civiles que el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo han impuesto sobre sus representados. ¿No es ese, acaso, el rol del Poder Judicial? ¿No es, entones, el Poder Judicial parte del problema? Como ciudadano, ¿siente usted que su patrimonio es fielmente protegido por el Poder Judicial ante excesos del Poder Ejecutivo y Legislativo?