Argentina te mata

Nicolás Morás

Con la trágica perfección de una novela, escucho que a mi espalda un conductor del noticiero de TN baja ligeramente el tono de voz para decir “Vigilia por un año y medio de la Tragedia del Once”. Aprovecho para recordarles a María Luján y los demás familiares y amigos de víctimas y heridos de la tragedia de Once que estoy a su entera disposición.

Pareció más un susurro de la historia que algún gesto de respeto puntualmente. No es una característica en particular de los presentadores de noticias de X canal anunciar violaciones, homicidios, accidentes y guerras civiles o atentados terroristas tres minutos después de una sonrisa falsa y tres antes de una conversación trival sobre los estrenos de cine.

No se sabe cuando te estas comprando la ropa
con la que mañana van a velarte
Colores opacados por las flores de un show
que en la platea nadie quiere sentarse

Llora la canción “El Whiskey de Dios”, una sobria obra de arte de Zambayonny que me viene a la mente en este exacto momento.
Inolvidables Cristina y Randazzo lavándose las manos por esas 51 personas que no llegaron a destino, y hoy también en una muestra salvaje de la tiranía del sistema legal de nuestro país, Patricio Fontanet cumple 7 años de condena a prisión sin fianza por incitar al uso de bengalas, un estúpido error puntual que para los jueces y leyes que blindan a la aristocracia política argentina es muchísimo peor que la total ineficiencia e ineptitud de los “servidores públicos” de turno… de Ibarra a Scioli pasando por variedad de peronistas, protoperonistas, filoperonistas, pseudoperonistas, radicales, socialistas, macristas y si no están incluidos en esta lista los conservadores pseudoliberales, Nueva Izquierda o los neonazis de Biondini es simplemente porque no les dieron la oportunidad de gobernar y regular ni el consorcio de un edificio.

Cromagnón, Once o la explosión del edificio en Rosario serán fechas recordadas por los medios y millones de lectores, televidentes e internautas además de en la memoria de los sobrevivientes y los seres queridos de esos trabajadores, comerciantes, estudiantes, abuelos, padres e hijos, amantes y amados que dejaron de ser. Doblemente lamentable: no corren la misma suerte las víctimas que se cobran las burocracias putrefactas de hospitales provinciales o los envenenados por agrotóxicos o los qoms liquidados por las huestes neoroquistas de Insfraín y Capitanich.

¿Cuántas inseguridades vivimos los habitantes de este país?

De más está decir que ninguna para los genios del INDEC. La más renombrada trata de un sinfín de hombres y mujeres porteños y bonaerenses y habitantes de varias urbes más, intranquilos con toda razón porque a la vuelta de la esquina un cuchillo puede desangrar su futuro.

Ésta también es una tragedia, bastante compleja y amplia, y prácticamente todos los casos de este tipo de inseguridad tienen que ver con la negligencia o acción criminal directa de las instituciones que en el mundo de los papeles se titulan “públicas” y en el mundo real se llaman estatales.

La prohibición de las drogas , la utilización política de los presos, de los barras bravas, los negocios policiales, la extrema pobreza y clientelismo demagógico, la “educación” adoctrinadora, obsoleta y expulsiva que es inocua a la hora de conseguir trabajo y también para moderar la cultura del sálvese quien pueda y docenas de delicias de nuestros variados poderes de estado integran la lista de causas.

Pero hay otros tipos de inseguridad, y su raíz común es que todas discriminan. El primero le toca a todo ciudadano de a pié, pero por ejemplo la propensión a ser espiado por la SIDE nos corresponde sólo a los referentes de jóvenes que no aplauden a Forster ni postean valientemente frases sobre soberanía que escucharon en 678 .

Jóvenes que incomodan

Jóvenes como Mariano Ferreyra, cuyo pecado mortal fue enfrentarse a la mafia sindical que paradójicamente explota a los tercerizados con más énfasis que los burgueses del siglo pasado. Él y sus compañeros que, ¡oh casualidad!, luchaban y luchan contra las corporaciones privilegiadas por el Ministerio del Interior en el sector ferroviario.

En otra vereda, jóvenes incómodos que desafiamos las bajadas de línea sin excepción, jóvenes incómodos que tomamos municipalidades contra las concesiones monopólicas de transporte , jóvenes incómodos que decidimos utilizar la verdad como arma hasta las últimas consecuencias y ahora somos tildados de golpistas. Que convocamos a una rebelión fiscal exitosa y 3 de abril de este mismo año pasamos 24 horas seguidas denunciando a los responsables de las inundaciones de La Plata en radio, internet y en la calle misma.

He aquí el otro tipo de inseguridad: pagamos tasas e impuestos confiscatorios en concepto de premio a la inoperancia en materia de prevención y atención a accidentes y tragedias naturales que se convierten en tragedias por esa misma inoperancia. Un círculo vicioso que amenaza con liquidarnos en el momento y lugar menos esperados.

¿Alguna consigna electoral de alguna colorida plataforma es “pagaré las consecuencias de mis omisiones”? ¿”Impulsaremos un sistema que no nos permita legalizar el delito a conveniencia”? ¿”Nosotros y nuestros lobbystas seremos vigilados por los ciudadanos y no por nosotros mismos”? Es obvia la respuesta.

Replantearte el sistema en el que queremos vivir es una cuestión mucho más importante que “el modelo de país”: Y es de vida o muerte. Y a partir de eso, actuar en consecuencia y no delegarle tu deber de cambiar las cosas a nadie: por algo los libertarios no nos presentamos a elecciones…