Por: Nicolás Tereschuk
Algunas razones por las cuales la protesta del 18A tendrá “éxito” en su convocatoria:
- El “núcleo duro” de la protesta es “ideológico“. Se basa en una serie de ideas, de razonamientos, de visiones que no concuerdan con las del oficialismo. Habrá que decir lo obvio: quienes participan no son “la gente”. Son un conjunto de personas que tiene ideas diferentes a las del Gobierno. El Gobierno no ha cambiado sustancialmente en sus planteos de los últimos meses. La posición de los “enojados”, tampoco.
- La afluencia a este tipo de convocatorias, como las que se registraron el año pasado, es proporcional al nivel de necesidad de expresión y de nerviosismo de estos sectores “enojados”. La sensación es que “si no salgo a la calle yo, si no me expreso yo, no lo hace nadie por mí”.
- Estos sectores esperan “un evento” que “derrumbe” al Gobierno. Y ese “evento” no ocurre porque el Gobierno todavía conserva una serie de resortes de poder, una base social, legitimidad, una serie de puntos desde donde hacer pie políticamente. Esa idea del “evento único” que derrumbe al Gobierno produce grandes ilusiones y grandes desilusiones entre quienes se manifiestan. Durante los participantes del “18A” se ilusionaron con la llegada de un Papa argentino y se desilusionaron con la “resolución política” que tuvo ese hecho -cumbre en El Vaticano entre el Sumo Pontífice y la presidenta Cristina Kirchner mediante-. Se “ilusionaron” -si cabe la expresión- con las protestas a un año de la Tragedia de Once que tienen entidad “social” pero que difícilmente tengan canalización “política”. También se “ilusionaron” con las trágicas inundaciones en la provincia de Buenos Aires, que desencadenaron una serie de acciones específicas, muy concretas, por parte de la presidenta Kirchner, entre ellas su presencia en el lugar ante damnificados. Para peor, ese hecho mostró al aspirante presidencial Daniel Scioli trabajando en el mismo cuadrante político que el Gobierno nacional. El “evento que derrumba todo” no llega.
- El “núcleo” de estas protestas tiene que ver con el “enojo” de algunos sectores con el Gobierno, sobre todo por medidas económicas como las restricciones a la compra de dólares. Y la “desesperación” aumenta por el hecho de que nadie exprese ese disgusto con éxito en el sistema político. La dirigencia política opositora y los medios enfrentados al Gobierno proveen algunas de las consignas como son ”el embate sobre la Justicia” y reclamos contra “la corrupción”. Estos planteos son más “universalistas” que exigencias “particularistas” como “fin del cepo cambiario” o críticas a las actuales políticas sociales -el diario La Nación recordó días atrás que una de las páginas de Facebook donde se nuclean los organizadores de la protesta se llama “Gorila antes que planero“-. De todos modos, la afluencia de manifestantes a estas protestas surge por situaciones sociales y políticas específicas en las que los medios y la dirigencia partidaria influyen pero no son determinantes.
- Sin un liderazgo opositor con capacidad de éxito, estas protestas “inorgánicas” van a seguir y hasta pueden aumentar en volumen. Si algún candidato presidencial opositor tuviera al menos un 30% de intención de voto, un liderazgo y una preponderancia clara en el espacio opositor, este tipo de manifestaciones ¿tendrían igual “éxito”?
- No es “Internet” la clave única de estas convocatorias. Son -también- el contacto cara a cara amigos, familiares, compañeros de trabajo, integrantes de ciertas organizaciones “intermedias” sean religiosas, sociales, deportivas, profesionales en las que tienen predominio sectores medios y medios-altos urbanos.
- La oposición viene de registrar inconvenientes políticos en dos de sus máximos dirigentes. Mauricio Macri vivió sobresaltos por su ausencia en los primeros momentos de la inundación registrada en la Ciudad de Buenos Aires. A su vez, el socialismo de Hermes Binner, el dirigente más votado de la oposición en los últimos comicios nacionales, atraviesa problemas con la detención de un ex jefe policial en una investigación por narcotráfico.
- Estas movilizaciones que tienen “éxito de convocatoria” no se convierten en un problema en sí, en un problema “nuevo” para el Gobierno.
- Se trata de todas maneras de un elemento sobre el que el oficialismo debe prestar atención ya que puede sumarse a obstáculos recientes en el terreno político. Hay que recordar que sectores de la propia base social del oficialismo se vieron perjudicados con las recientes inundaciones en La Plata, en el marco de un conflicto sobre el cual el gobierno aún debe seguir actuando para dar respuestas adecuadas y completas. En barrios donde el oficialismo tiene fuerte anclaje electoral hace apenas cuatro meses se registraron episodios de saqueos. Además, debe recordarse que las protestas se registran en un momento del año en el que aún no están concluidas las paritarias, con lo cual hay salarios que se encuentran retrasados, en comparación con lo que suele ocurrir en el segundo semestre. Y también hay sectores que han votado al oficialismo y que muestran preocupación por una problemática que cruza clases sociales y territorios, como es la de la inseguridad.