Por: Nicolás Tereschuk
¿La idea que los argentinos tienen sobre la corrupción es estática? ¿Cómo es, en comparación, con la que tienen los ciudadanos de otros países de la región? El informe “Cultura política de la democracia en la Argentina y en las Américas 2012. Hacia la igualdad de oportunidades”, realizado en el marco de la quinta ronda del Barómetro de las Américas, la encuesta principal del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP, por su sigla en inglés) de la Universidad de Vanderbilt, da algunas pistas al respecto.
Esta información, presentada oficialmente esta semana en la Argentina, surgió a partir de un sondeo del que participaron 1.509 personas de todo el país:
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Por un lado, el informe revela que en un contexto en el que “los ciudadanos de las Américas tienden a percibir altos niveles de corrupción en sus respectivos países”, la Argentina se ubica entre los países con promedio más alto, junto con Colombia (al tope de la lista), Trinidad & Tobago, Guyana y México. El trabajo considera que “sorprende la posición comparativamente baja ocupada por Brasil habida cuenta de la ola de escándalos de corrupción que afectó al nuevo gobierno del PT”.
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La percepción de corrupción en la Argentina “ha tendido a ser alta”, pero en los últimos años descendió. Mientras que en 2008 la marca alcanzó 84,5 puntos en la escala (sobre un total de 100), en 2010 descendió significativamente a 78,6 puntos y en 2012 aumentó marginalmente (79,5).
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¿Qué es lo que más influye en esta opinión? “Se observa que solamente el nivel de riqueza tiene un leve efecto positivo sobre dicha percepción”, señala el informe. Así, el 20% más rico ubica la corrupción un promedio de 9 puntos porcentuales por encima de lo que perciben los ciudadanos ubicados en el 20 por ciento más pobre.
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¿Y qué pasa con la experiencia concreta de los ciudadanos con la corrupción? Cuando se les pregunta si fueron víctimas de un intento de soborno en por lo menos una instancia durante el último año, la Argentina comparte su situación con países de la región ubicados en un “nivel medio”.
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Así, un 19,2 % de los consultados dijeron haber pasado por una experiencia de este tipo. Este valor representa varias veces más de lo que se reporta en Candá (3,4 %), Estados Unidos (5,3%), Chile (5,8%) o Uruguay (8,2%). Pero menos de la mitad del porcentaje que se declara en Bolivia (44,8%) o Ecuador (40,9%) y también bastante menos que en México (31,2%) o Perú (28,5%).
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“Del conjunto de individuos encuestados en nuestro país, el 10,5% manifestó haber sido victimizado en una sola instancia, el 4,5% en dos y el 3,8% en tres o más. Es decir, aproximadamente seis de cada diez argentinos víctimas de actos corruptos en el transcurso del último año fueron victimizados en una única instancia o ámbito institucional”, precisa el informe.
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En los últimos años, “la victimización por corrupción muestra una tendencia claramente descendente”. En 2008, fue del 27,5%, en 2010 bajó a 23,5% y dos años después se ubicó en 19,2%.
- Así, el informe destaca que “es digno de mención que en algunos países del continente existe una brecha considerable entre percepción y victimización por corrupción”. “Algunos países que presentan niveles comparativamente altos de percepción, como Colombia, Panamá e incluso Argentina, tienen niveles bastante inferiores de victimización”, señala.