Por: Nicolás Tereschuk
Dani Rodrik es profesor de Economía Política Internacional en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, de la Universidad de Harvard. Este reconocido profesional “heterodoxo”, estudioso del desarrollo económico y de las formas que adopta política industrial es considerado uno de los cien economistas más influyentes del mundo.
En una reciente entrevista concedida al newsletter de la Asociación de Economía Mundial (WEA, por sus siglas en inglés), Rodrik dio una serie de definiciones sobre sus colegas “ortodoxos”, los que integran el mainstream de esa ciencia social. Me parece que algunas de ellas resultan de interés como para evaluar algunos debates que se dan también en nuestro país:
- “Con demasiada frecuencia, la gente que trabaja con las herramientas de la economía mainstream carece de la ambición para hacerse preguntas más amplias y la imaginación para salirse de la caja dentro de la que están habituados a trabajar”.
- “Concedo que la mayoría de mis colegas economistas tienden a visualizar a los mercados como inherentemente deseables y a la intervención del gobierno como inherentemente indeseable”.
- “La economía actual en Norteamérica tiene una gran debilidad, que es el excesivo foco en los métodos a expensas de espacio en términos de perspectiva social e histórica. Los programas de doctorado ahora entrenan expertos en matemática aplicada y estadística antes que a economistas reales”.
- “Muchos de mis colegas creen que soy excesivamente dirigista o quizás antimercado. Un colega del Departamento de Economía de Harvard, cada vez que me ve me saluda diciendo ‘¿y, cómo va la revolución?’”.
- “Una deformación peculiar en la economía mainstream es la tendencia a desdeñar la relevancia que tiene en el mundo real todas las razones teóricas por las cuales los mercados fallan y la intervención gubernamental es deseable”.
- “De alguna manera, las mentes de estos pensadores analíticamente sofisticados se hace puré cuando se ven forzados a tomarse seriamente las implicancias en términos de políticas económicas de sus propios modelos”.
- “Hay fuerzas poderosas que tienen que ver con la sociología de la profesión y el proceso de socialización que tienden a empujar a los economistas a pensar igual”.
- “Todos los economistas tienden a imbuirse de un conjunto de valores que tienden a glorificar al mercado y a demonizar la acción pública”.
- “Lo que probablemente sobresale de los economistas mainstream es su temor del poder de los mercados y su creencia en que la lógica del mercado eventualmente eliminará cualquier obstáculo que se le ponga en el camino”.
- “Como resultado de esto, los economistas tienden a menospreciar a otros científicos sociales como si fueran unos primos lejanos menos competentes que quizás hagan preguntas interesantes a veces pero que nunca obtienen las respuestas correctas. O, si las respuestas son correctas, éstas no lo son por las razones metodológicas adecuadas. Incluso los economistas que provienen de tradiciones intelectuales diferentes son típicamente tratados como economistas que no son ‘reales’ ni ‘serios’”.