Por: Nicolás Tereschuk
¿La Argentina necesita un ajuste ortodoxo para bajar la inflación? ¿Qué efectos políticos y sociales tendría ese tipo de enfoque? ¿Amplificaría o reduciría las tensiones sociales, las protestas? ¿Qué pasaría con el clima social en la hipótesis de un gobierno que adopta una serie de medidas vinculadas al recetario “neoliberal”? ¿Intentar reducir la inflación mediante un enfoque ortodoxo haría más o menos estable al gobierno de Cristina Kirchner?
Busquemos algunas primeras pistas:
En una columna reciente mencioné un artículo de Kathryn Hochstetler, politóloga de la Universidad de Nuevo México, que analiza el fenómeno de las “caídas presidenciales” en el Cono Sur. De acuerdo con este estudio, que un presidente sudamericano no complete su mandato es un fenómeno bastante común en la región.
El estudio señala que desde que la última “ola” democrática llegó al continente en 1979, de los cuarenta presidentes cuyos mandatos terminaron a finales de 2003, dieciséis de ellos (40%) experimentaron desafíos para continuar en su cargo hasta terminar su mandato y nueve (23%) terminaron sus mandatos “fijos” antes de tiempo.
En el texto, Hochstetler explica que hay tres motivos por los cuales un presidente sudamericano es “desafiado” en su estabilidad: por las políticas económicas que adopta, por acusaciones de corrupción y por planteos que apuntan contra el primer mandatario realizados por la oposición en el Poder Legislativo.
Yendo al análisis de las políticas económicas, Hochstetler indica que “los presidentes desafiados fueron mucho más propensos a seguir políticas económicas neoliberales que políticas de seguridad o populistas (diez contra uno)”. De hecho, en el período estudiado, el único presidente que cayó en Sudmérica sin haber llevado adelante políticas de corte neoliberal es el caso del argentino Raúl Alfonsín.
“De los treinta y un presidentes neoliberales, catorce fueron desafiados (40%) y ocho cayeron (31%). Esos números son más altos que el 33% de los presidentes orientados a la seguridad (tres de nueve) que fueron desafiados y que el 11% (uno) que cayó, pero muchos presidentes sobrevivieron a este factor de riesgo”, reconoce la autora.
En política nada parece tan lineal como para parecer dibujado por una escuadra. Pero las tensiones y protestas desatadas por la aplicación de políticas “de ajuste” son en nuestra región una variable que quienes prefieran la estabilidad a la inestabilidad presidencial tendrán que tener en cuenta.