Por: Nicolás Tereschuk
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, verá el próximo 4 de noviembre cómo se desarrollan las últimas elecciones legislativas durante su gestión. Entrará así en lo que se conoce como el período de “pato rengo”, en el que el peso político del presidente se reduce, ante la imposibilidad de una nueva reelección.
En el caso de la actualidad norteamericana, algunos datos hacen pensar que ese período especial ya habría comenzado. No se trata sólo de las especulaciones que indican que el opositor Partido Republicano podría sumar en estas elecciones clave el control del Senado al que ya tiene en la Cámara de Representantes. La actual campaña también da señales en el mismo sentido.
Los analistas evalúan que hay una decena de estados donde la disputa electoral será cabeza a cabeza para definir la mayoría en la Cámara alta. En uno de ellos, Kentucky, la candidata demócrata Alison Lundergan Grimes evitó varias veces la semana pasada ante periodistas responder una simple pregunta: si había votado en 2012 por el actual presidente.
Increíblemente se escudó en un planteo formal. Dijo que la Constitución estadual de Kentucky garantiza el “secreto” del voto y que no responderá por una “cuestión de principios”.
El contexto de su estrategia no se le escapa a nadie: la encuestadora Gallup considera que Obama enfrenta por estos días el nivel más alto de desaprobación durante su gestión, en torno al 55 por ciento.
Otro que dio una señal en el mismo sentido es el expresidente Bill Clinton. Se dice que en la política norteamericana, quienes dejan de ocupar la Casa Blanca se retiran de la política. No pareció ser este el caso. El exmandatario apareció en un acto de apoyo Mark Pryor, el candidato demócrata a ser reelecto por su estado, Arkansas, otro de los territorios donde hay un asiento indefinido.
“El Presidente es impopular en Arkansas”, dijo el propio Clinton, al dejar en claro el por qué de la ausencia del actual jefe de Estado en la mayoría de los actos de campaña de su partido en distintos puntos del país.
No sirve en política hacer paralelismos directos cuando se trata de contextos muy diferentes. Pero quizás estas imágenes sirvan para aclarar de qué se habla cuando se habla de “pato rengo” en un presidencialismo.
La centralidad política que aún conserva en la Argentina la presidenta Cristina Kirchner cuando se consulta a dirigentes y analistas oficialistas y opositores difiere de las escenas que acabamos de describir. Lo mismo ocurre cuando se ve la capacidad que conserva el Frente para la Victoria en el Congreso para convertir en ley los proyectos impulsados por el Ejecutivo. O la asiduidad con la que se ve a los precandidatos presidenciales del oficialismo en actos encabezados por la Presidenta.
Cuando falta algo más de un año para dejar su cargo, el “pato rengo” de la actual jefa de Estado parece moverse -todavía- con bastante agilidad.