Por: Pedro Benegas
La semana pasada el programa Fútbol Para Todos (FPT) volvió a estar en los titulares de los principales medios de comunicación cuando trascendió la noticia de que Marcelo Tinelli finalmente había rechazado hacerse cargo de la transmisión del fútbol argentino. Las razones deberían ser obvias. Los condicionamientos que le imponía el propio gobierno eran ridículos. Se esperaba que el famoso conductor pusiera la plata, se hiciera cargo de la gestión y las eventuales pérdidas y futuras inversiones, pero dejándole poco o nulo margen para la toma de decisiones.
Era esperable que no se llegara a un acuerdo teniendo en cuenta que el FPT se ha convertido en un instrumento de propaganda y manipulación de masas al mejor estilo goebeliano donde un gobierno utiliza miles de millones de pesos del presupuesto público para hacerse autopropaganda. Recordemos que utilizar fondos públicos como si fueran propios y encima para hacer política partidaria es fascismo en estado químicamente puro. En este sentido, el broche de oro de este enorme desmanejo fraudulento de fondos vino de la empresaria inmobiliaria y agitadora profesional Hebe de Bonafini cuando sentenció que “el FPT no está para hacer plata sino para hacer política” (sic). A confesión de parte, relevo de prueba.
Pero me gustaría detenerme unos minutos para mostrarles la cantidad de dinero que se va en financiar estos programas sin ningún tipo de utilidad pública, y también para poner un poco de perspectiva sobre estas cifras.
Desde que se estatizó el fútbol argentino, el FPT ya lleva despilfarrados la friolera de 6.500 millones de pesos si se contempla el presupuesto de este año. Cerca del 57% de ese dinero se va a en pago de derechos a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), 26% en publicidad y el restante 17% en gastos de producción y comercialización.
Lo que es llamativo es que en cuanto a los gastos en publicidad, prácticamente la totalidad de la pauta proviene de fondos que aporta el gobierno. No hay publicidad privada. Es decir, que la única propaganda que llega a la totalidad de los hogares argentinos es el autobombo de los actos del Frente para la Victoria y las supuestas bondades de las empresas estatizadas por el kirchnerismo. En la misma línea, y siguiendo el modus operandi al que nos tiene acostumbrados el gobierno de la década ganada, las partidas asignadas a la producción del FPT se adjudicaron de manera directa a un puñado de productoras y empresas afínes al gobierno (son las mismas que realizan la producción de los actos del gobierno en la Casa Rosada). Pero esto no es nuevo, las estatizaciones de empresas y de estos estrafalarios programas fueron siempre un festín para los corruptos y su círculo de empresarios afínes, que se enriquecían a costa de enormes presupuestos pero siempre a costa del pueblo que financia las enormes pérdidas de estos dislates.
Pero vean las prioridades y el costo social de este disparate. Si tomamos el total del gasto acumulado del FPT desde su inicio hasta el presupuesto estimado para este año, con ese dinero se pudieron haber construido más de medio millón de viviendas sociales, más de 46 hospitales públicos, y cerca de ochocientas escuelas. Los recursos siempre son escasos, por eso lo que se malgasta tiene un enorme costo social, ya que son recursos que ya no están disponibles para atender las verdaderas necesidades del país.
Por todos estos motivos estamos realizando una campaña on-line para que todos los argentinos de bien puedan dar su “like” y ayudarnos a decirle basta al Fútbol Para Todos. Con las firmas que juntemos vamos a elevar nuestro reclamo al Congreso de la Nación. ¡Es ahora o nunca!