Los cristianos en Medio Oriente, que representan un mosaico diverso de ritos, se encuentran bajo una grave amenaza de supervivencia ante asesinatos y la abierta hostilidad de islamistas radicalizados. Las persecuciones y discriminaciones en Irak y Siria son de tal grado que el Papa Francisco condenó en estas Pascuas el silencio internacional como “cómplice de la furia yihadista”. El Secretario General de Naciones Unidas, en el mismo sentido, ha indicado que los ataques a cristianos podrían “constituir un crimen contra la humanidad”. Ante un escenario de tal gravedad con el riesgo de extenderse a otras latitudes, resulta decepcionante que la Cancillería no se haya pronunciado con una condena categórica.
La situación que hoy ocasiona mayor conmoción se produce en Irak pero ha tenido expresiones de repudiable violencia extremista, entre otros, en Egipto, Libia, Túnez, Nigeria y Kenia. El ISIS también amenaza con “conquistar al mundo cristiano” en una retórica que presupone la intención de desterrar al cristianismo de Medio Oriente y del África Subsahariana.
Hace dos décadas, los distintos credos cristianos representaban aproximadamente el 23% de la población de Medio Oriente. Hoy no alcanza al 4%. La comunidad cristiana más importante en número son los Coptos en Egipto calculado en diez millones de personas, con presencia también en Líbano, Jordania y Túnez. Durante el gobierno del ex Presidente Morsi, con la influencia de los Hermanos Musulmanes y los salafistas, se generaron amplios desplazamientos y persecuciones. Recientes atentados criminales en Túnez y Libia son la continuación de esa misma agresión contra los coptos.
Los cristianos siriacos, en su mayoría asiria, calculada originalmente en dos millones de personas, se han reducido a menos de una tercera parte en Siria e Irak. Situaciones similares enfrentan los católicos, maronitas, melquitas y cristianos árabes, en su mayoría adherentes a la Iglesia Ortodoxa, que en su conjunto representaban tres millones de fieles y distribuidos en Irak, Líbano, Siria, Palestina y Jordania. Grupos cristianos más reducidos, en franca desaparición, incluyen a los cristianos armenios, georgianos, mesiánicos que residen principalmente en Líbano, Siria, Jordania e Irak.
La cristianofobia del integrismo islámico radicalizado se está extendiendo peligrosamente. Es urgente que haya una clara y firme reacción de toda la comunidad internacional para erradicar definitivamente la cultura de la violencia religiosa y promover, para beneficio de todos, la de la convivencia y el respeto por la diversidad.