Ha llegado el momento de dejar de lado toda mezquindad política, y ser patriotas de verdad. No existe diferencia en este estadio entre ser dirigente oficialista u opositor; lo que no se puede ni se debe ser, es “indiferente“. Hay momentos en que el país llama, en que la República reclama, y no se puede no estar a la altura de los acontecimientos. Desgraciadamente, advierto con dolor que muchos dirigentes declaman para un lado o para otro, -discursos de oportunidad-, pero siempre pensando primero en ellos y sus intereses mas inmediatos, y dejando para un segundo plano el verdadero interés de la República Argentina.
En este contexto, destacan declaraciones grandilocuentes de algún dirigente que llama y convoca a “encolumnarse” y “ser patriota” como si fuera un grito o acto de desesperación, o de pasión futbolera. El primer interrogante que me surge a este respecto, es encolumnarse detrás de que o de quién? O acaso, en una impronta de “oportunismo político”, ¿lo que se “sugiere” es encolumnarse detrás del kirchnerismo y la Cámpora?
Debo decir que todos los argentinos estamos encolumnados detrás de nuestro país, independientemente de que comulguemos o no con la administración de turno. En mi caso, por cierto, no tengo ningún prurito en admitir que no comulgo con esta administración. Pero ello no me obstaculiza para pujar por lo que crea mejor para el bienestar y futuro de mi país. Ese es mi deseo para la Argentina toda.
Cuestión no menor, cuando se convoca a ser patriota, es definir qué debemos entender por tal cosa. Una mala interpretación llevaría a prostituir y desvirtuar el término. Ser patriota no significa insultar ni denostar a un juez que no nos dió la razón. Ser patriota tampoco significa desobedecer jurisdicciones a las que nos hemos sometido voluntariamente. Ser patriota no significa negar toda responsabilidad propia. Ser patriota no significa manifestar que se ha atentado contra nuestra soberanía y autonomía, cuando libremente hemos aceptado dirimir la contienda en otra jurisdicción. Ser patriota no significa llamar “extorsión” a una sentencia judicial.
Por el contrario, ser patriota implica reconocer y asumir con altura y dignidad las consecuencias de nuestros actos. Ser patriota implica aceptar las decisiones de aquellos a los que hemos sometido voluntariamente la resolución de nuestras diferencias. Ser patriota significa entender que respetamos nuestra propia autodeterminación y jurisdicción, cuando ejerciendo plenamente nuestra “libertad” hemos aceptado que nuestras diferencias se resuelvan en extraña jurisdicción. Todo ello significa ser PATRIOTA. Porque respetando esos principios, y actuando de buena fe y con humildad, independientemente de quien gobierne, el mundo aprenderá a respetarnos nuevamente, y la República Argentina recuperará la credibilidad que nunca debió de haber perdido.
Las sentencias se cumplen, nos gusten o no. De lo contrario, no sometamos nuestras diferencias al arbitrio judicial. Involucrarnos en un proceso judicial para luego no aceptar lo que se resuelva, si no nos es favorable, no es ser patriota. Diría que es todo lo contrario, pues es someter al país al escarnio público internacional. Es colocar a la República Argentina en un lugar que no le corresponde. Respeto y diálogo nos van a llevar mucho mas lejos. Encolumnémosnos si, pero no detrás de la mentira, sino de la verdad. No detrás de caprichos o incumplimientos, sino detrás del respeto y del diálogo. Ser PATRIOTA es decir la verdad; y la verdad es que se perdió un juicio. Así de sencillo. Aceptémoslo y tratemos de resolverlo de la mejor manera posible. Con humildad y diálogo, no me cabe duda, la solución no puede estar lejos. Eso es ser patriota. Lo contrario, es insistir en el error que nos trajo hasta aquí.