¿Es el peso una verdadera moneda?

Rubén Murray

Parece obvio considerar al peso como una moneda, ya que es lo que se utiliza en Argentina como medio de cambio para adquirir cualquier tipo de bienes, pagar deudas, hacer depósitos bancarios, y muchas otras operaciones comerciales y financieras. Pero el hecho de que permita hacer todas esas transacciones, ¿quiere decir que efectivamente es una moneda? 

En economía, un bien puede ser considerado una moneda si cumple con tres características:

  • Medio de cambio: toda moneda tiene que servir para intercambiarse por cualquier otro bien, y debe ser fácil de guardar y de trasladar. Es decir, tiene que ser reconocida y aceptada para el pago de bienes y obligaciones.
  • Unidad de medida: esta característica implica que se tiene que poder usar para medir y comparar el valor de otros bienes.  En definitiva, los valores de todos los bienes y servicios se tienen que poder expresar en términos de una cantidad de unidades de la moneda.
  • Reserva de valor: otra cualidad que debe tener toda moneda es la de servir para resguardar el valor con el paso del tiempo, de forma tal que permita conservar ahorros en términos de la unidad monetaria elegida.

Hay muchos bienes que pueden reunir una o dos de las características mencionadas, pero sólo si cumplen las tres características deberían considerarse una moneda. Luego de esta breve descripción resulta oportuno volver a preguntarse si el peso argentino puede ser considerado como una moneda. Si se analiza lo que debiera cumplir, resulta evidente que a causa del proceso inflacionario de los últimos años el peso claramente no sirve como reserva de valor.

Entre 2003 y 2013 la inflación en nuestro país superó el 400% y éste es el principal problema que enfrenta la moneda de curso legal de nuestro país para poder cumplir correctamente con la función de reserva de valor. 

De hecho, en los últimos años se habló del boom del consumo en Argentina, que no fue más que una consecuencia de la voluntad de la gente de desprenderse de los pesos para no perder el valor con el transcurso del tiempo. Se pierde tan rápido el poder adquisitivo como consecuencia del flagelo de la inflación que es más conveniente comprar bienes o invertir antes que quedarse con pesos. Es una pena que después de haber tenido tantas malas experiencias con la inflación, las autoridades de nuestro país no tomen en serio este problema que nos afecta a todos.

En definitiva, es evidente que si nos aferramos a la definición económica de moneda, el peso argentino claramente no cumple con una de las características necesarias para poder ser considerado efectivamente como tal. Y en el mejor de los casos, es una moneda débil, que cada vez vale menos y que casi nadie quiere conservar por mucho tiempo. Sería muy acertado que se tomasen medidas tendientes a detener el incremento generalizado de los precios, de forma tal de volver a darle estabilidad al peso, para que todos podamos usarlo, conservarlo y valorarlo como una moneda fuerte y confiable.