Nuevo IPC: ¿realidad o ficción?

Rubén Murray

Esta semana el ministro Axel Kicillof presentó, junto a las autoridades del cuestionado Indec, el nuevo Índice de Precios al Consumidor (IPC), que debutó con una medición mensual para el mes de enero del 3,7%, siendo la inflación oficial mensual más alta desde 2002.

Las autoridades económicas justificaron las diferencias entre el nuevo índice y el anterior en el hecho de que este IPC contempla las variaciones de precios de todo el país, mientras que el anterior representaba solamente las variaciones en los precios del gran Buenos Aires. Si esa explicación fuera válida para justificar que las nuevas mediciones arrojan una inflación mayor a la que surgía de la metodología anterior, esto implicaría reconocer que en la provincia de Buenos Aires los precios suben en menor proporción que en el resto del país, lo cual resulta muy poco creíble. Es decir, intentan justificar las mentiras de tantos años, con una nueva mentira.

Si lo que se pretende con esta nueva medición es sincerar la inflación, entonces es una buena señal para la economía, porque no se puede adoptar la mentira como política de estado, tal como se hizo durante tantos años en nuestro país. Pero vale la pena preguntarse si también se sincerarán otras variables como ser la pobreza e indigencia, los otros índices de precios, las variaciones en el PBI, y en definitiva todas las mediciones que realiza el organismo estadístico, que perdió toda credibilidad por la manipulación de cifras en los últimos siete años.

Hay que tener en cuenta que si se muestra la inflación real, entonces también se debe reconocer que la pobreza e indigencia es muy superior, ya que se mide en función a canastas básicas que se realizan en base a las variaciones de precios. ¿Reconocerá el Indec que hay muchos más pobres en nuestro país que los que informó en los últimos años? ¿Aceptará el gobierno informar variables económicas que tiran por tierra el país maravilloso que intentó mostrar el “relato” oficial durante tanto tiempo? ¿Se animarán a insinuar que en la “década ganada” hubo demasiada gente que perdió, y unos pocos funcionarios y amigos del poder que ganaron mucho?

Habrá que esperar un poco más de tiempo para ver si esto es efectivamente un cambio en la manipulación estadística y ver si el nuevo IPC refleja la realidad o si estamos frente a una nueva mentira. Tendremos que esperar que transcurran varios meses para ver si la nueva inflación oficial es la real. Por el bien del país, sería bueno que se acaben las mentiras estadísticas y que se muestre la realidad económica del país, porque reconocer el problema es el primer paso para poder buscar una solución.