Por: Sergio Bergman
Sin freno para los trenes.
En una trama de corrupción, negligencia y dolo por quedarse impunes, con plata y quitando vidas inocentes de ciudadanos maltratados y asesinados como ganado por la inmoralidad de funcionarios de un Gobierno que no asume lo humano que debe ser un Estado.
Defendiendo en el relato de la propaganda del Estado a los árboles que siguen talando en las provincias súbditas del Gobierno Nacional y despreciando la tala de vidas de conciudadanos que viajaban hace un año a trabajar.
Sin freno para pactar con Irán, sabiendo que es un régimen teocrático, fundamentalista y terrorista, sin debatir con familiares, instituciones ni partidos políticos, que —aun siendo minoría— son parte de los votos de ciudadanos que no fueron respetados por senadores que obedecen sin freno y pactan con Irán; en lugar de pensar, representar y seguir la conciencia del bien común. Representantes que debieran no someterse a la prepotencia de la autocracia unipersonal presidencial, que hace del Ejecutivo la suma del Poder público, aboliendo de facto la democracia republicana que prescribe la Constitución Nacional.
Sin freno para que el tren de la Argentina se lleve puestos los límites del Estado de Derecho, los Derechos Humanos que se declaman en el relato del verso, pero que en los actos se niegan, denegando la justicia y encubriendo a los culpables. Burlan la dignidad de todo aquello que hoy es profanado en las prácticas demagógicas, y hacen del populismo la única dimensión pragmática, donde quienes tienen el poder abusan de él. Nada de esto sería posible sin la complicidad silenciosa de muchos empresarios argentinos.
Sin freno para ir por todo y pretender, con reelección indefinida y reforma de la Constitución, un poder absoluto sin límites, para llevarse por delante todo y a todos los que no estén dispuestos a entregarse y someterse.
Pero, aun sin freno, no podrán silenciar el clamor de las víctimas, que tienen la voz en nosotros, los que no callaremos, para seguir trabajando junto con sus familiares y encontrar en el marco de la ley cómo frenar antes de descarrilar una vez más esta Argentina, donde en lugar de justicia vivimos con vergonzosa impunidad.
Es necesario parar antes de que una nueva tragedia se lleve vidas como las de quienes viajaban en el tren; o las de quienes cayeron en la trampa mortal de Cromagnon; como las de aquellos que en la sede de la AMIA perdieron la vida y ahora la justicia, cuando pactando con Irán, se encubre a los imputados en la causa en una “comisión de la verdad” y se los libera de la captura internacional por la negligencia de la política exterior argentina.
Esto nos coloca en la historia con quienes fomentan el terror desde Irán, con quienes asesinan por corrupción en la Argentina, con la complicidad de los soldados de un frente de la victoria, que han ganado esta última batalla para asegurar la derrota de la paz, que sólo con verdad, memoria y justicia podremos obtener.
Corrupción que mata, y tratados con regímenes terroristas, que como nuevos socios de una Argentina humillada y ultrajada, viaja a alta velocidad en la dirección contraria a donde va el mundo y conducidos por quienes no tienen freno.