Por: Sergio Bergman
El concepto de “start up” apareció cuando la innovación tecnológica generó el cambio de paradigma, por el cual la creatividad y el desarrollo de las nuevas tecnologías digitales transformaron nuestras vidas. Lo vemos desde internet, los smartphones, la biotecnología, la medicina y toda la revolución que cambió nuestras vidas, cuando ideas de jóvenes emprendedores en universidades migraron a los start up, que son incubadoras de ideas que las transforman en nuevas tecnologías que se hacen productos y empresas que han desarrollado una nueva economía y nuevas potencias.
Es este el caso de Israel. Muchas veces eclipsada esta dimensión por el conflicto, la guerra y el terror, a Israel se la ve como sumida en la violencia de la región; y no siempre reconocida por la revolución tecnológica que sus incubadoras de ideas transformaron: su economía agrícola exportadora hace medio siglo en un líder mundial en tecnología de punta en nuestros días.Es por ello que la visita de Mauricio Macri a Israel debe ser inscripta en una sinergia y en analogía con lo que Israel hizo con los start up para reinventarse y ser un líder protagónico en el mundo; y lo que Mauricio propone, representa y lidera como un cambio en la política, que como alternativa no solo ya se lo ve como quien hace en política la diferencia, sino que además de no ser más de lo mismo va por una transformación paradigmática, que es el salto cuántico al futuro.
Mauricio es el start up de la Argentina.
Incubando las mejores ideas para sumar valor a nuestra riqueza natural e inscribir con el talento de los argentinos —que bien reconocido está en lo privado—, para migrarlo a lo público —como fue su ejemplo personal—, y finalmente desarrollar la Argentina con innovación, creatividad y haciendo futuro con políticas de Estado que pongan al país y a los argentinos dentro del mundo, y no fuera de él, como hoy vivimos.
Pude verlo y compartir con Mauricio esta visita en reuniones ejecutivas: armando equipos, aprendiendo y escuchando interesado en comprender cómo un desierto en una región violenta se transformó en una potencia en educación superior, innovación tecnológica y desarrollo económico que permitió el progreso de toda una sociedad.Mientras Israel debe afrontar el terrorismo y el desafío de la seguridad nacional, velando y garantizando la seguridad personal de sus habitantes; Argentina, que no tiene desafíos ni problemas de seguridad nacional, no puede garantizar con el Estado la seguridad personal.
Israel tiene aún el desafío de lograr coexistir con un Estado palestino independiente, soberano y digno para que se derriben los muros que los separan, como, al mismo tiempo, se renueve la esperanza de que compartan el mismo progreso en la región toda, que hoy ya tiene Israel para los suyos.
Análogo será el desafío en Argentina, donde no hay guerra ni muros, pero hay dos poblaciones: una que vive asegurada en los muros de lo privado y otra olvidada en la inequidad de la exclusión y la pobreza por mala praxis de quienes nos vienen gobernando durante décadas, dilapidando oportunidades, como en el caso de los últimos diez años, por la ausencia de políticas públicas con los mismos estándares de la capacidad desarrollada en lo privado.
Mauricio Macri como presidente de la Argentina derribará estos muros y pondrá en marcha el start up de una Argentina que desarrollará esperanza y futuro para todos los argentinos.