Por: Silvana Giudici
Mientras los especialistas en telecomunicaciones y representantes de distintas ONGs nos presentamos en el Senado para alertar sobre las consecuencias que tendrá el proyecto Argentina Digital, la AFSCA se apresta a aprobar el plan de adecuación de Telefónica. El borrador de la resolución ya fue girado por Martín Sabatella al resto de los directores.
Poco pudor y mucha urgencia. No se esperará la sanción de la ley que indulta a las empresas telefónicas de la prohibición impuesta por la ley de medios para prestar radiodifusión, sino que se avanzará de inmediato en la aprobación del expediente de Telefé, cajoneado desde hace dos años.
Es evidente que el gobierno ha decidido entregar todo el mercado de las telecomunicaciones y la radiodifusión a las multinacionales. Es pública la preferencia de la Presidenta por series como Game of Thrones de la poderosa HBO y su admiración por la empresa Direct TV, gran beneficiaria de la ley de medios. Está claro, que ese es entonces el modelo que se pretende cristalizar para el futuro de la industria audiovisual en el país, una matriz concentrada y extranjerizada de señales y medios, con grandes operadores de redes que residen fuera de nuestras fronteras.
Una vez que la ley Argentina Digital apruebe la “colonización” del mercado será imparable. No solo por la diferencia de tamaño de los jugadores entre los operadores de cable y las empresas telefónicas, sino también por el carácter multinacional de éstas últimas, que al alcance de la mano, o a giro de satélite si se quiere, dispondrán de todas las facilidades para inundar de producciones audiovisuales a una audiencia ávida de contenidos globalizados.
Mientras escuchamos a Cristina de Kirchner y a sus funcionarios repetir mil veces que la ley de medios era para combatir a los monopolios y para generar mayor producción de contenidos nacionales, vimos cómo, en menos de 5 años, las medidas que tomaron fueron favorables a la concentración del mercado y a la extranjerización de las redes, los medios y sus contenidos.
Por otra parte, otras características de la reforma conducen a imponer mayor hegemonía estatal por sobre el resto de las redes privadas. Ya se avanzó en la construcción de una red de fibra óptica propia, de 25.800 km. A su vez se desarrolló la red 100% estatal de televisión digital con sus 83 antenas y casi un millón y medio de decodificadores domésticos distribuidos. Estas redes y los millonarios recursos utilizados (22 mil millones de pesos en 10 años) solo tienen su explicación en la ambición de sostener el relato y garantizarla elección de contenidos amigables para transportar a los hogares. Paka-Paka, Canal Encuentro y los medios privados que crecieron al calor de la pauta oficial (millonaria también por cierto) transitan por la TDA sin competencia ni pluralidad.
No es difícil para nadie adivinar, bajo el nuevo eslogan de la “neutralidad de las redes” se esconde la intención de controlar todas las redes y sus contenidos para manejarlos de modo tan imparcial como 6,7,8 o Fútbol para Todos.