El día viernes las autoridades del Ministerio de Economía anunciaron el incremento en las retenciones del biodiesel, del 14 al 24%. Este aumento tiene al menos dos objetivos. El primero, desalentar la exportación de biodiesel y destinarlo al mercado interno para que se incremente la oferta de ese combustible. Al aumentar las retenciones también logra una disminución en el precio interno, de manera que las empresas que venden combustible no tengan que subir los precios al consumidor por utilizar más biodiesel en su mezcla. Lo cierto es que el Gobierno pretende reemplazar el diesel importado con biodiesel local evitando un gran impacto en el precio interno de los combustibles. También esto se da en un contexto en que el principal comprador de biodiesel, que era España, dejó de hacerlo. El segundo, aunque menor, es que en caso de exportar se tendrán algunos ingresos fiscales adicionales por el incremento de las retenciones. Pero este monto no es tan relevante. El campo sojero Nuevamente los productos vinculados a la soja son los que le dan un alivio al gobierno. Con el biodiesel proveyendo energía, el actual precio de la soja -más de 600 dólares la tonelada- permite contar con mayores recursos fiscales (los derechos de exportación en julio 2012 subieron un 50% en relación a julio del 2011), e incrementar el movimiento económico por la fuerte suba en la siembra y cosecha de soja para el año que viene. Esto le permitirá al Estado contar con una mayor cantidad de dólares por exportación y también mayores recursos fiscales por retenciones. Es paradójico que el gobierno nacional no se lleve bien con el campo, principalmente el pampeano, cuando es gracias a su producción y sus recursos que el Estado consigue fondos para llevar adelante su política económica. La economía argentina sigue dependiendo del campo. Si al campo le va bien, la economía tiende a crecer. Si al campo le empieza a ir mal, la economía argentina tiende a estancarse. La industria es -hoy por hoy- comercialmente deficitaria y está sufriendo el retraso cambiario vigente que la hace muy poco competitiva. La producción agropecuaria, sequía norteamericana mediante, sale nuevamente a apuntalar la alicaída actividad económica. No va a solucionar todos los problemas fiscales y financieros, pero que está dando y va a dar una gran mano, está fuera de discusión. Es parte de esta Argentina contradictoria; escuchar a muchos productores agropecuarios quejarse del Gobierno y a la vez saber que son su principal sostén económico.