Por: Tomás Bulat
Con el objetivo de avanzar en regular más la economía, el Banco Central (BCRA) estableció límites a la tasa de interés. Es que se debe terminar con el abuso de los bancos que lucran indiscriminadamente con la gente.
De hecho, lo mejor que podría pasar es que los bancos no ganen plata y sean instituciones sin fines de lucro. De esa manera habría más crédito para todos.
Por supuesto que socialmente no hay nada más políticamente incorrecto que tratar de defender un banco o un banquero. No hay forma de sumar ningún adepto. No hay otra posibilidad. Ser un banquero -y sobre todo en situaciones económicas complicadas- es definitivamente un caso perdido de mala prensa.
Pero si son tan malos habría que preguntarse para qué existen. Probablemente se trate de una creación diabólica… ¿o será que cumplen algún rol en la economía?
El rol del banco
El banco nace y se desarrolla como el lugar donde nosotros depositamos nuestros ahorros. Así nació, como el sitio al cual quienes contaban con ahorros podían depositarlos para que se los custodiara.
El sistema financiero es muy regulado y tiene muy precisas restricciones y evaluaciones de riesgo, porque justamente administra la plata de terceros. De hecho, si manejara solo su plata, tendría menores regulaciones.
Es decir, la solidez de un banco se evalúa en su capacidad de defender el ahorro de los habitantes de un país. Cuando nos preguntamos si un banco es seguro, estamos preguntando si ese banco está en condiciones de otorgar créditos o bien de devolver nuestros depósitos.
Para que un sistema financiero crezca, entonces, debe recibir más depósitos. Y para que ello suceda los bancos deben dar confianza con el manejo de nuestro dinero. Esa será la plata utilizada para otorgar créditos. Sin depósitos, no hay créditos.
Si un Banco Central pone regulaciones que limitan las tasas de interés y si esas limitaciones debilitan la solvencia de los bancos porque asumen más riesgos sin la remuneración correspondiente, conseguirá que más gente tome créditos en el corto plazo y que menos gente deposite sus ahorros en el mediano plazo. En consecuencia, los créditos en el mediano plazo volverán a caer.
¿Préstamos para todos y todas?
El principal problema del sistema financiero argentino no es el valor de sus tasas de interés, sino su tamaño. Acorde a la nueva estimación del PBI, el total de créditos del sistema financiero argentino alcanza alrededor del 13% del producto bruto, el más bajo de América Latina. El país que le sigue tiene el 20%. Chile tiene más del 70’%, mientras que Brasil ostenta más del 50%.
Por lo tanto, sobre lo que hay que trabajar es por tener más bancos que presten más plata, pero para ello necesitamos más bancos que logren canalizar más ahorros de los argentinos.
Y lo cierto es que mientras más se interviene el sistema, más dudas tienen los ahorristas y menos plata depositan.
En resumen, las tasas de interés más bajas tendrán algunos pocos beneficiarios que son aquellos que pueden tomar créditos en los próximos meses. Como las condiciones para tomar créditos siguen siendo las mismas, las tasas cuidadas serán para pocos y por poco tiempo.
Una cosa sí está clara: se continúa dando señales de que ahorrar e invertir en la Argentina es cada vez más riesgoso.