El círculo vicioso de los controles

Tomás Bulat
Casi todos los días nos levantamos y -ya casi sin sorpresa- nos enteramos que hay alguna nueva norma o resolución o un nuevo impuesto, etc. que está generando no solo complicaciones en nuestra vida cotidiana, sino que ya ayudó a frenar la economía. Eso no es culpa de la crisis internacional, sino de las decisiones de política económica interna. Dos ejemplos bastan para explicar por qué todo esto tiene consecuencias negativas para el presente, sino que plantea variados interrogantes para el mañana. El sueño de la casa propia… Imagínense la siguiente situación: Una pareja quiere comprar un departamento. Hace dos meses, en junio,  fueron a una inmobiliaria y comentaron que andaban buscando un dos ambientes en lo  que pensaban gastar cerca de 100.000 dólares. La inmobiliaria le da algunas opciones y encuentran uno que les interesa. Claro, el problema era que no tenían los dólares, sino unos 400.000 pesos que habían ahorrado y conseguido. Van a la inmobiliaria con la esperanza de darlo como parte de pago y lo que faltaba, unos 40.000 pesos, poder pagarlos en cuotas. (100.000 dólares por un dólar a 4,40 de junio). En la inmobiliaria les dicen que el dueño no acepta los 440.000 pesos, ya que el dólar a 4,40 no se consigue. Que para poder comprarlos hay que pagar casi 5,50 pesos. Por lo tanto el departamento vale 550.000 pesos. Comienzan a negociar, ya que no alcanzan ese monto y el de la inmobiliaria les propone que lo piensen y vuelvan con una oferta mejor. La pareja recurre a familia, a un adelanto de la empresa, gestiona un préstamo personal al banco y así dos meses después, es decir ayer, van de nuevo a la inmobiliaria, diciendo que alcanzan los 500.000 pesos y que financian el resto. La inmobiliaria les dice que el departamento efectivamente no se ha vendido, pero que hay un problema, es que el dólar blue ahora está en 6,20 y por lo tanto el departamento ya no vale 550.000, sino 620.000. Y así continúa esta historia….. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Mas allá de que se quiera pesificar, el problema es que las transacciones que demoran tiempo en realizarse, porque son de montos importantes, terminan no haciéndose, porque es muy difícil convenir un precio. Los precios en pesos de la economía se mueven cotidianamente y es por ello que en las operaciones inmobiliarias se buscaba una referencia común. Para que no esté cambiando el precio todo el tiempo. Mientras esto no se solucione, la cantidad de transacciones que se hagan será solo de aquellos con un gran excedente en pesos, es decir que pueden realizar la operación de inmediato o por supuesto los que están terminando de construir. La pregunta es si una vez terminado el edificio que se comenzó a construir antes de la regulación, se comenzará a construir otro nuevo. El viajar es un placer… No es el único sector. Lo mismo pasa con los viajes al exterior. Hoy es recomendable ir a una agencia de viajes para comprar los pasajes y hoteles de las próximas vacaciones. Hay promociones muy interesantes que se pagan en pesos a tipo de cambio oficial y muchas veces en cuotas sin intereses. Pero también es común la duda. Si compró los pasajes para viajar en enero, pero no se tienen todos los dólares consigo (vale la pena aclarar que la mayoría de los que puede viajar algunos dólares tiene, pero no necesariamente todos), es si podrá seguir usando la tarjeta de crédito en esa fecha. La respuesta es que hasta hoy sí puede. Aparecen los rumores de impuestos a las compras en el exterior, a límites a la tarjeta de crédito, etc. Como todos los días hay una nueva medida, cualquier escenario comienza a ser posible. Y además se sabe, toda nueva medida va en una sola dirección, que son más restricciones. Así es como están muchas de las transacciones económicas, trabadas, con incertidumbre, sin saber si lo que está vigente hoy, lo estará mañana, o es más, con la casi convicción de que mañana habrá una nueva norma.   El circulo vicioso de los controles Las cambiantes reglas están trayendo cada vez más trabas a la actividad económica. Los sectores dejan más lenta o más rápidamente de funcionar. Cada vez que se pone una nueva restricción, como perjudica la actividad, se inventa una nueva regla restrictiva que termina generando un nuevo parate en la misma actividad. Así estamos entrando en el círculo vicioso. Restricciones, caída de actividad, nuevas restricciones y así de nuevo. Es tiempo de reflexionar si tanto control es conveniente en la economía. Si generar incertidumbre sobre lo que va a pasar ayuda a que se vuelva a crecer. Hasta ahora la respuesta es que la inversión se ha caído y que el consumo que se mantiene en algunos sectores es forzado. La venta de autos se mantiene -entre otras cosas- ya que se prefiere comprar un auto, cuyos precios todavía están calculados al tipo de cambio oficial, en lugar de tener pesos. Pero la economía no funciona a desgano. No funciona con incertidumbre, no funciona con miedo y temores. No funciona con cada vez más controles. Es necesario comenzar a repensar la lógica en la que ha entrado la política económica, que cada nueva medida económica es nunca a favor del mercado. Las economías necesitan regulaciones, no restricciones. Necesitan del mercado y del trabajo cotidiano de los argentinos que necesitan futuro. El mercado totalmente liberado genera injusticias, el estado omnipresente también. Lo paradójico es que las medidas que se implementan son para defender la economía local de una gran crisis internacional. Pero las proyecciones de crecimiento de los países de América del Sur muestran que la economía que más se ha frenado este año es la Argentina. Quizás la defensa no es la correcta y hay que tomar otro camino. Círculo virtuoso Es momento de ordenar la macroeconomía, no con más controles, sino con políticas integrales, monetarias, fiscales y de ingresos que bajen la inflación y comiencen a recuperar el clima de negocios de la economía. Si finalmente se puede comprar un departamento sin tantas vueltas y se puede viajar sin tanta incertidumbre, definitivamente la economía volverá a retomar vigor. Pero necesitamos más estabilidad y certezas, no más controles.