El 15D (Diciembre o Default)

Tomás Bulat

El juez Thomas Griesa con su fallo ha puesto una nueva tensión en el proceso de renegociación de la deuda. Lo interesante es que todos los esfuerzos y logros que se hicieron en el 2005 y luego con la reapertura del 2009, parecieran no tener sentido si finalmente por solo el 8% que no entró al canje seguimos teniendo embargos. Además, afectará  fuertemente la posibilidad de conseguir fondos en el exterior.

Tomando distancia de las pasiones y los D (discursos) es un desperdicio de recursos todo lo que se pagó hasta ahora si Argentina entra de nuevo en D (default). Argentina consiguió un descuento que es histórico sobre el volumen de la deuda -más del 70%-, y desde el 2005 lleva pagados varios miles de millones de dólares, sin embargo hoy se corre el riesgo de que todo termine en un nuevo default.

El problema adicional es que si el 15D quienes aceptaron el canje no cobran la totalidad de la cuota, podrían iniciar una ola de presentaciones judiciales sobre la Argentina de la cual resulta difícil pensar una evolución positiva.

Pagar o no pagar

A esta altura del partido uno se pregunta para qué pagar una deuda y, la principal razón no es el honor o el prestigio, sino la posibilidad de volver a endeudarnos. Las economías crecen por la inversión, y -para que esta se produzca en una escala importante- se necesita de créditos a tasas bajas y plazos largos.

Si un país entra en D (default) no consigue fondos y, en consecuencia, baja su inversión baja y su crecimiento económico. Argentina necesita principalmente grandes inversiones para recuperar parte de su autoabastecimiento energético, pero también para mejorar en infraestructura vial, portuaria, etc.

El 15D esperemos que la Cámara de Apelaciones de Nueva York  falle en contra de Griesa. En caso contrario, pondrá ante una disyuntiva a la Argentina. Más allá de que parezca justo o no el reclamo de los fondos buitres o la dureza del fallo, en la vida no todo es justo y no siempre depende de nuestras intenciones.

Esperemos que la decisión no sea el D (default), porque no solo generaría más problemas que soluciones, sino que tiraría por la borda los logros y el esfuerzo de los últimos años de la Argentina.