Por: Tomás Bulat
Finalmente se acercan las elecciones primarias el 11 de agosto y ya estamos entrando en clima electoral. Como es de esperar, las elecciones marcan hoy el ritmo de las decisiones económicas con dos visiones. La de mediano plazo (agosto) y la de largo plazo (octubre). Después… después vemos.
Antes de agosto, julio
El título de la nota esta robado de la campaña electoral de Bruera, el actual intendente de La Plata cuando aspiraba a suceder a Julio Alak. Por eso la consigna, porque después de Julio viene agosto.
Y julio va a ser muy importante para el gobierno, ya que apuesta a crear un clima de bonanza para ese mes. Varias cosas se conjugan. El incremento de los salarios de las paritarias que ya se harán sentir en ese mes, sumado al aguinaldo, al que seguramente eximirán del pago del impuesto a las ganancias tal como se hizo en diciembre, y el aumento de las asignaciones por hijo hacen que los bolsillos de los trabajadores entren en un alivio para ese mes.
Sumado a esto están las vacaciones de invierno, para lo cual el gobierno acaba de incorporar un nuevo subsidio a los micros de larga distancia, hará de julio un mes destinado a la reactivación del consumo y mejorar el humor de la sociedad, principalmente de la esquiva clase media.
Es la economía…
Obviamente estas mejoras no son para todo el mundo, pero lo cierto es que el gobierno trata de conseguir 4 o 5 puntos más de lo que las encuestas le dan hoy, con cerca de 33% de los votos. Ese pequeño incremento lo puede colocar más cerca de 40% que del 30%.
Por lo tanto, julio deberá promover el consumo, por lo que la disponibilidad recursos será muy fuerte. En ese contexto, también deberá promover la provisión de bienes disponibles y lo cierto es que el gobierno, sin anunciarlo, flexibilizó la importación de bienes. En abril, por ejemplo, la importación de bienes de consumo final subió un 40% y de autos importados un 58%.
Después la inflación, reservas y blue
Este incentivo adicional de consumo de julio va a dejar consecuencias en el mediano plazo (agosto) y seguramente en el largo plazo (octubre).
Lo cierto es que durante ese mes las reservas del BCRA seguramente seguirán bajando, ya que por ser invierno la importación de energía seguirá en aumento y la liquidación de exportaciones perderá vigor.
Asimismo, para incentivar el consumo, la oferta de pesos subirá. Siempre sube en julio de manera estacional, y lo hará con más fuerza aun llegando seguramente a nuevos record.
Por lo tanto, la cantidad de pesos en la economía va a crecer y la cantidad de dólares va a bajar, por lo que la presión sobre el dólar paralelo va a seguir incrementándose.
Por eso es la desesperación de tratar de controlar el dólar paralelo hoy, porque en julio va a ser mucho más complicado.
De todas maneras, la política manda y el corto plazo se sobrepone al largo plazo. Si en las elecciones de agosto se logra un buen resultado, se profundizarán los controles y las restricciones. Si el resultado es neutro, seguramente septiembre será como julio. Donde el aumento a las jubilaciones y otros incentivos intentarán mejorar el terreno para octubre.
Hacia el final
Así llegaremos a noviembre, con los mismos problemas de hoy, pero todos un poco peor (inflación, cepo cambiario, falta de inversión, no creación de empleo).
A mayor o menor fortaleza del gobierno, con el resultado electoral en la mano, indicará el camino a seguir. Pero definitivamente nos va a encontrar con más problemas a resolver que los que tenemos hoy.