Por: Yamil Santoro
Ministro:
Sé que anda ocupado con el quilombo que se armó el otro día en el Borda y no es mi intención quitarle mucho tiempo. Quería felicitarlo por dar la cara y hacerse cargo de sus decisiones, es algo a lo que no nos tienen acostumbrados en la última década. Entiendo que no resulta fácil llevar adelante un área tan sensible como la seguridad de una Ciudad, que puede haber imprecisiones y errores que devienen en excesos, todo ello puede ir corrigiéndose para que jamás se vuelva a repetir. Le hago llegar de paso mi repudio ante la violencia propagada por la Metropolitana y repudio también la violencia vertida contra los oficiales. Pero más allá del respeto que le tengo creo que no alcanza para la “causa” con la interpelación y, sencillamente, le sugiero que renuncie. Lea hasta el final de la carta, confío en que va a entender la importancia de dar este paso.
El tema del Borda ha alimentado la máquina de humo del kirchnerismo para tapar la traición a la Patria que impusieron la semana pasada con la infame reforma judicial; también ha puesto en un segundo plano todos los escándalos de corrupción, el dólar volador y otros temas sensibles. Y usted tiene la llave para reposicionar el tema donde corresponde y correr del eje al conflicto adonde debe estar.
En su lugar, yo haría lo siguiente: convocar a una gran conferencia de prensa (asegúrese de que tenga cobertura en vivo) anunciando que va a renunciar. Todos los medios oficialistas irán a cubrirlo -pensarán en una victoria asegurada para debilitar al Gobierno de la Ciudad-. Este es un acto inédito donde un político se estaría haciendo cargo de algo, ¡usted sería un héroe! Asegurada la difusión, (nunca será cadena nacional pero estará cerca), leería el siguiente discurso:
Argentinos hoy presento mi renuncia.
En la Ex-República Argentina alguien debe pagar alguna cuenta. Renuncio por mí, a mi cargo, ya que no puedo renunciar por otros, ni hacerlos renunciar.
Renuncio como debería renunciar el ministro Julio De Vido. Su inoperancia y la corrupción durante su gestión han matado a 52 argentinos, (porque, entre otras cosas, se robaron hasta los frenos de los trenes). A continuación debería renunciar el ministro Flopy Randazzo, quien prometió trenes que funcionarían mejor y desde que se hizo cargo sólo han empeorado (gastándose el dinero en enmascarar su fracaso en la gestión).
Renuncio como debería y quisiera hacerlo el ministro Hernán “me quiero ir” Lorenzino, (quien se supone dirige la economía argentina sin ser capaz de conducir sus propios nervios) por la inflación, el gran impuesto al pobre, superior al 26% que se come el salario de los trabajadores y destruye la movilidad social. También su Ministerio tiene hecho investigaciones donde constan que la economía argentina no resiste tener que pagar todos los impuestos a los cuales estamos sometidos y obligados. Sabe que la presión fiscal es una forma mafiosa de tener esclavizados a los argentinos.
Por el mismo impuesto al pobre, la inflación, renuncio como debería renunciar también la titular del Banco Central Mercedes “Maquinita” Marcó del Pont quien tuvo el atrevimiento de sacar del hall del BCRA el cartel que comprometía a “preservar el valor de la moneda”.
Renuncio como debería renunciar el ministro Carlos Tomada a quien el Indec le esconde los pobres, los indigentes y los desempleados. Responsable -junto al resto del Gabinete- de que no aumente el empleo privado en los últimos años y de que el trabajo en negro siga manteniendo a niveles altísimos. También responsable de que los salarios no se actualicen.
Renuncio como debería renunciar el “Perro” Ricardo Echegaray, quien maneja el “Ministerio de Apriete” del Gobierno -o AFIP-. La mano responsable de que el 60% del ingreso de los argentinos llegue a las arcas de la Corona. Poder responsable del cepo democrático a refugiarse en cualquier otra moneda. Que no es otra cosa que la posibilidad de escaparse de un peso que se derrite y evitar que nos licuen los ahorros. Verdugo del bolsillo y matón de cuarta.
Renuncio como debería renunciar Hebe de Bonafini, quien ha hecho del discurso de los derechos humanos un negocio. Como debería hacerlo “El Chino” Zannini, que “democratizó la Justicia” junto a Néstor Kirchner en Santa Cruz expulsando al Procurador Sosa que investigaba los 500 millones de dólares que, ¿presuntamente?, se robó el ex Presidente.
Renuncio como deberían renunciar los Infames Traidores a la Patria que han votado en el Congreso Nacional la reforma judicial que compromete seriamente el futuro del Pueblo argentino. Diputados, senadores y la mismísima Cristina Kirchner deberían renunciar por traicionar a la patria descaradamente.
Renuncio, como debería hacerlo el dúo dinámico de secretarios: el “Buen muchacho” Guillermo Moreno y el “As de los negocios” Axel Kicillof. Sobran razones para que renuncie Moreno, la principal: amenazar y patotear impunemente a quien se le cruce, con el fin de que se someta a un modelo dirigista fascista. Kicillof ha fundido todo lo que ha tocado desde su ingreso a la gestión pública y piensa que con mensajes grandilocuentes puede esconder los números rojos de su gestión. Su única “experiencia” anterior fue quebrar su propio bar y el kirchnerismo lo premia dándole el manejo de facto de la economía.
La lista de quienes deberían acompañarme en la renuncia seguiría largamente. Renuncio, pero lo hago con la certeza de haber hecho mi trabajo, de haber dado la cara y de someterme sin miedo a la evaluación de la Justicia por mi proceder. Renuncio a mi cargo de Ministro para poder estar más cerca de la gente, trabajando codo a codo por una Provincia mejor (…)” -y después tira un par de esas cosas que recomienda Durán Barba, pero no le muestre el discurso que yo le mandé porque se lo borraría-.
Con esto queda posicionado como un campeón para ser Diputado Provincial mientras el kirchnerismo se prende fuego tratando de barajar el incendio y volvemos los temas más importantes del momento: la reforma judicial, la Traición a la Patria, la inflación y la corrupción.
Ministro, usted y el resto del Gabinete no pueden equivocarse. Sus errores servirán a quienes hoy pretenden instalar la hegemonía del kirchnerismo más allá de que la proporción de los errores propios sea ínfima en relación al desastre que están haciendo la César y sus súbditos. Es tiempo de ser extraordinarios, implacables y heroicos. Renunciar es sólo un camino que usted, honestamente, no se merece. Pero qué lindo sería poder decirles todas estas cosas en la cara al kirchnerismo y sus cómplices en vivo y en directo por su creciente monopolio mediático, ¿no? Que tengan que salir alguna vez, como usted hizo, a dar explicaciones.
Con el gran respeto que le tengo, le mando un abrazo,
YS