Para qué aprobar un Presupuesto

Aldo Abram

El proyecto de Presupuesto 2015 que presentó ayer el Gobierno en el Congreso de la Nación está más cerca del relato que de la realidad de los argentinos. Muestra una administración que sigue pretendiendo dibujar el gasto, el superávit y el índice de precios.

A esto se suma la irresponsabilidad de algunos legisladores nacionales que aprueban y convalidan presupuestos alejados de la realidad como éste, incumpliendo uno de sus roles como representantes de la ciudadanía, que es sancionar y controlar de qué manera el Gobierno gasta el dinero de los contribuyentes.

La primera mentira del Presupuesto tiene que ver con los cálculos que se vienen haciendo desde hace años en cada presupuesto con respecto al Gasto Primario y al Superávit Primario, sin asidero en la realidad.

El Gobierno alimenta el relato del Presupuesto desde hace años. En 2012 remitió al Congreso un Presupuesto que estimaba una suba en el Gasto Primario del 15,5%, cuando en realidad en todos los años de gestión de los Kirchner esta suba nunca fue menor al 20%, y en los años de los gobiernos de Cristina Kirchner nunca fue menor al 29%. Sin embargo, en 2012, el oficialismo insistió en que la suba de este gasto no iba a superar el 15,5%.

Podría decirse entonces que se equivocaron, que a cualquiera le puede pasar. Pero cuando se ve que en el Presupuesto 2014 estimaron la suba del Gasto Primario en un 15,6%, queda claro que no se trata de un error. Con los datos ya conocidos a junio, la suba del gasto en 2014 sería al menos el triple que ese 15,6 por ciento.

La mentira se vuelve más obvia aun cuando el Ejecutivo presenta el Presupuesto 2015 asumiendo que el Gasto Primario en el próximo año va a subir solamente un 13,1%, cuando como vienen las cosas hasta el momento, es probable que el gasto termine siendo cuatro veces esa cifra.

La pregunta es por qué y para qué se aprueba un Presupuesto si el Gobierno termina gastando lo que quiere, sin límites y hasta tiene la facultad delegada -e inconstitucional- de cambiar a su antojo el destino de las partidas.

Algo análogo sucede con el Superávit Primario. En 2013 se lo estimó en 59.256 millones de pesos y en realidad no sólo no existió tal superávit, sino que se produjo un déficit de 22.479 millones. Luego, para 2014, se presupuestó un Superávit Primario de 78.117 millones y es probable que este año volvamos a tener déficit a niveles parecidos a los del año pasado. Es insólito que vuelvan a insistir en que van a tener Superávit Primario, cuando es evidente que eso no sucederá.

 

Datos falseados

La segunda mentira del Presupuesto 2015 tiene que ver con los datos económicos que allí se exhiben. Este Presupuesto 2015 es la confirmación de que el cambio en las estadísticas en el Indec ha quedado en la historia. El hecho de que en el proyecto estimen un crecimiento del 0.5% cuando hay recesión en todos los sectores y la caída de la actividad es evidente habla de que este nuevo Presupuesto es un dibujo y de que el Gobierno sigue acomodando el relato para ocultar la recesión y la inflación.

Cuando se dio a conocer el nuevo Indice de Precios oficial en enero se generó entusiasmo entre los diversos actores de la economía, porque la nueva medición oficial reflejaba cerca del 80% de lo que medía el cálculo de inflación de los privados (IPC Congreso). Pero a medida que transcurrieron los meses el nuevo índice fue alejándose más y más de la realidad, registrando hoy una brecha del 50% respecto del IPC Congreso. De seguir así, y de acuerdo a lo que marca la evolución de precios que se calcula en el Presupuesto 2015, la tendencia a futuro sería que el Indice de Precios oficial sólo refleje el 35 o 40% de lo que pasa realmente con los precios. Esto quiere decir que los ciudadanos seguirán siendo engañados por las estadísticas oficiales de precios y que habrá que despedirse de cualquier posibilidad de normalizar la relación con el Fondo Monetario Internacional y demás organismos multilaterales.