Saber retirarse a tiempo

Alejandra Rodríguez

En línea de lo ocurrido últimamente en otras monarquías que han evitado que sea la muerte la que, inexorable, disponga la sucesión (un caso bien conocido por el protagonismo de –nuestra- Máxima, fue el de la Reina Beatriz de Holanda), en las próximas horas seremos parte de la audiencia global que asistirá a la entronización de Felipe, luego que el Rey Juan Carlos diera a conocer su impactante decisión de abdicar al trono de España.

En una decisión que sirve como modelo de ejercicio de liderazgo, don Juan Carlos asumió que había llegado el momento de dar un paso al costado y dejar el camino libre a su hijo, representante de una nueva generación que viene preparándose consistente y silenciosamente para esta oportunidad.

Por eso ha preparado la sucesión y se aparta voluntariamente luego de casi cuatro décadas de gestión, en una etapa en la que es necesario llevar adelante transformaciones —entre otras, una reforma constitucional— bajo el arbitraje y la moderación de un nuevo Jefe de Estado.

Para muchos analistas, su decisión se vincula a una serie de fallidos acontecimientos que lo tuvieron como protagonista a él y parte de su familia en un contexto en el cual su país afronta una grave crisis económica.

Esa lectura es válida pero disimula una cuestión central: la abdicación de Juan Carlos es un gran acto creador. Una acción transformadora que abre camino a un periodo de renovación y revitalización.

Lúcido, recuerda que la corona no pertenece a la Familia Real, sino a los españoles. Y plenamente consciente de la necesidad de un cambio de aire y de rumbo, Juan Carlos sabe que el ciclo que se cierra con un clima de controversias rápidamente se va a disipar con la expectativa auspiciosa del que se inaugura.

Pese a que toda su vida afirmó “los reyes mueren, no abdican”, su fina inteligencia le indicó que era necesario hacer lo contrario. La virtud de saber retirarse a tiempo –o antes que sea demasiado tarde- es el último movimiento en el tablero de un Rey que pensó más en el futuro de la Casa Real y del pueblo español que en si mismo.