Por primera vez desde el 2002, el indicador “consumo” tendrá un año con números negativos (-1,2% a -2% promedio según distintas estimaciones). Esta novedad es relevante porque más allá de las noticias “viejas” de la recesión y la inflación, el consumo parecía mostrar que las cosas no estaban tan mal como algunos “agoreros” querían hacer notar. Ahora bien, detrás de esta noticia está latente la realidad de cientos de empresas -muchas de ellas Pymes-, shoppings y miles de comerciantes que desde hace tiempo vienen sufriendo y de algún modo anticipando este escenario de crisis que exige mucha templanza y liderazgo.
El reto de un liderazgo adaptativo se impone en la medida que el empresario, en la actualidad, siente que camina en medio de la niebla. Cuesta comprender bien a qué tipo de problema hay que hacer frente, o mejor dicho cuál de todos los problemas atacar primero, lo que supone diseñar un plan de contingencias estructurado por prioridades.Y por supuesto, en muchos casos, no sabemos cuál es la solución, ya sea porque no sabemos qué nueva medida activará o desactivará el Gobierno y los diversos sectores que influyen en nuestro negocio y en forma simultánea, o porque cuando hablamos de baja de consumo tenemos que hablar de caída de ingresos; o sea impacto negativo en la economía interna de cada empresa.
En este panorama regido por la incertidumbre, el coaching cuenta con estrategias y distintos cursos de acción que permiten afrontar este reto adaptativo, entre las que se pueden enunciar cuatro grandes claves para, como si fuéramos un boxeador que la está pasando mal, salir de las cuerdas y recuperar el centro del ring:
1.- Subir al balcón: Ejercitar el cambio de visión. Trabajar para poder ver desde otros ángulos. Salir del microclima y de la corta distancia. Interactuar con otros referentes de nuestro nicho como así también de otros rubros, de manera de buscar claves de interpretación diferenciadas.
2.- Pensar políticamente: Construir redes, crear consensos, buscar socios y aliados saliendo del círculo de contactos conocidos. Ante problemas comunes buscar respuestas entre todos. Pensar políticamente implica pragmatismo o, dicho de otro modo, es lo contrario de aislarse, endurecerse, retraerse.
3.-Orquestar el conflicto: Crear un ambiente de contención o de emergencia, de acuerdo con el pulso vital de nuestro staff o equipo. El liderazgo supone exhibir dotes de piloto de tormenta. Conducir con presencia y mano firme un conflicto permite que uno pueda –sino del todo al menos en parte- dirigir el cambio y la nueva realidad.
4.- Mantenerse firmes: Ser resilentes: esto es aprender a absorber los golpes, saber madurar los temas, focalizar la atención en los puntos claves y, también, aceptar los límites que surgen desde nuestro entorno.
Empezamos a superar la crisis cuando mostramos condiciones para, como punto de partida, asumir el reto de administrarla. Trabajar propositivamente a partir de estas y otras claves es mejor camino que quedar atrapado en el error de esperar exclusivamente que las soluciones provengan de la sinuosa coyuntura o de un cambio de contexto aún eventual y lejano.