La pelea por la democratización

Alejandro Lipcovich

En los últimos quince días cobró impulso la lucha por la democratización universitaria, a raíz de la designación “anticipada” de decanos tras una década de falsas promesas sobre la reforma estatutaria. La casta profesoral acomoda sus piezas para el postkirchnerismo, lo cual no ocurre sin fricciones. En las facultades hay una inquietud generalizada. Las autoridades hicieron causa común con los medios más reaccionarios -Carta Abierta con Feinmann- para demonizar a los estudiantes.

La Ciudad Universitaria, agitada

En la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, las camarillas profesorales acordaron el reemplazo del pseudoprogresista Cajide, actual decano, por Luis Bruno, un representante de los grandes estudios de Arquitectura, ligado al PRO. Él mismo es dueño de uno, que lucra con los emprendimientos típicos de la especulación inmobiliaria y hasta está inscripto para la construcción del Centro Cívico en el Borda. Su “mandato”, completar la acreditación de la carrera a la Coneau, movilizó el rechazo del Centro de Estudiantes. La tentativa de las autoridades de “torear” al movimiento estudiantil, trasladando la sesión al hall central, convirtió al lugar en una tribuna. La consejera de la UJS denunció su política frente a más de mil estudiantes que se asomaron a los “balcones”, en lo que fue el preludio de una enorme asamblea. Queda clara la posibilidad de una gran campaña del Centro para masificar la lucha, lo que es claramente superior a la improvisación ‘putchista’ que acompañaba la presidencia-CRCR.

En Exactas, las autoridades alineadas con el “cristinismo” fueron incapaces de responder a la movilización que cuestionaba “su” elección y convocaron una patota que tenía entre sus integrantes a barras de Platense. Les salió el tiro por la culata, porque la asamblea inmediatamente posterior a la elección de decano duplicó a la de horas previas y, al día siguiente, se triplicó. El repudio a las patotas implicó la toma del decanato, frente a lo cual se produjo el patético atrincheramiento de Aliaga. Además, al igual que en Sociales, promovieron un lock-out, compuesto por el cierre de las aulas y el paro de la burocracia del sindicato no docente. El movimiento tomó nota de que querían aislarlo, pero no lo lograron, pues una asamblea aún más masiva resolvió mantener la ocupación y levantarla para movilizar junto a la Fuba, los centros y la AGD al Rectorado el día de la elección de consejeros. También Psicología tuvo asambleas que superaron las expectativas previas y nutrieron su propia movilización de repudio a la elección de decana, una radical que fue reelecta.

¿Luchas aisladas o pelea general?

En lugar de enfrentamientos episódicos, necesitamos una pelea integral. La UJS promovió para eso reuniones de la Fuba. En ellas impulsamos la realización de jornadas de debate durante los primeros días de noviembre, acompañadas por medidas de acción directa. Se decidió una campaña para recolectar miles de firmas por la reforma de los estatutos. Las agrupaciones K rechazaron la pelea por la democratización en toda la línea. Luego de eso, se transformaron en voceros de las camarillas, atacando a la Fuba y a la izquierda en los medios.

El desafío de los próximos días

Para impulsar la campaña, es preciso involucrar a docentes y no docentes, y proceder a una fuerte clarificación de las posiciones en disputa. Exigimos que se convoque a una Asamblea Universitaria sobre la base del sufragio general y la participación de listas sin condicionamientos para reformar los estatutos reaccionarios vigentes.