Por: Alfredo Atanasof
En materia de política internacional, no hay dudas de que el 2014 cierra con una sorpresiva noticia: Estados Unidos y Cuba reanudaron sus relaciones diplomáticas tras medio siglo de enfrenamiento, desterrando así el último resabio de lo que fue la Guerra Fría.
El conflicto comenzó a destrabarse dando un paso clave a lo que podría ser el inicio del levantamiento del bloqueo a la isla, que rige desde la década del ‘60. En forma simultánea, los presidentes Barack Obama y Raúl Castro hicieron el anuncio del histórico acuerdo, que fue posible gracias a la labor de más de un año de parte de la diplomacia y del Papa Francisco, quien no tardó en expresar su alegría al confirmarse la noticia.
El primer gesto que pone en marcha el reinicio de los vínculos diplomáticos fue la liberación en Cuba del estadounidense Alan Gross, preso desde 2009 acusado de espionaje y con una salud en franco deterioro en el último tiempo. En EE.UU., por su parte, tres espías cubanos miembros del grupo de “Los Cinco” también fueron liberados, en una suerte de “canje”. Además, como segundo paso se anunció la apertura de embajadas en ambos países. Asimismo, desde la Casa Blanca no descartan una visita de Obama a La Habana, mientras que en Cuba también podrían anunciar un viaje de Castro a Washington.
El acuerdo no solo cambiará radicalmente las relaciones bilaterales entre ambos países, sino que se traducirá en importantes avances en materia económica, porque permitirá negocios e intercambios que hasta hace poco tiempo parecían impensables y que resultarán de gran alivio para Cuba.
De todas formas, el acuerdo es incipiente y es imposible pensar que se vayan a normalizar las relaciones de la noche a la mañana. Además, aún resta que ambos presidentes mantengan un encuentro personal para debatir áreas más sensibles en las que los dos países mantienen marcadas diferencias.
Como gran avance en el corto plazo, ya se anunció que en abril de 2015 Cuba se sumará por primera vez a la Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en Panamá.
Tras el duro golpe en las elecciones legislativas de noviembre, Obama se inclina hacia la estrategia de resolver el conflicto con Cuba antes de que finalice su mandato presidencial en 2016, y así dejar un importante legado para la historia de su país.
Sin embargo, solo puede hacerlo de manera parcial, ya que necesita del nuevo Congreso -dominado por Republicanos- para aprobar una ley que levante el bloqueo de manera definitiva. Y, aunque desde algunos sectores de la oposición ya expresaron cierta resistencia a aprobar la medida, los pasos para el comienzo de una nueva etapa entre Estados Unidos y América Latina ya están dados.