Por: Carlos Regazzoni
En los últimos meses se han escuchado a algunos legisladores y ex funcionarios de la oposición relativizar los avances del sistema educativo público de la Ciudad. En sus críticas, apelan mayormente a abstracciones y no pueden hacer pie cuando se los lleva a los números y datos de la realidad. Ocurre que los mismos surgen del trabajo, el esfuerzo continuo, conjunto y cercano con la comunidad y no de una simple observación rápida y externa. Son estos hechos concretos, los que nos llevan a sostener que la gestión de Mauricio Macri ha puesto un verdadero foco en la educación, logrando como resultado llenar la escuela pública de alumnos.
Cada año se renueva la urgencia de la educación para nuestro país por el simple hecho de que una nueva generación de argentinos llega a las aulas. Luego, no hay espacio para situar el debate en el pasado y reiterar nostalgias de tiempos ya superados. En educación pública para la Argentina lo mejor está por venir, de la mano del esfuerzo conjunto de familias, docentes, gobiernos, y la política.
En la Argentina nacen 750.000 niños al año, 45.000 en suelo porteño. Para alcanzar el 100% de escolarización se necesita un número suficiente de “vacantes”. Esto es una edificación adecuada, mobiliario y equipo docente. En segundo lugar, una clara decisión política de inclusión que incentive a que los niños ingresen a la escuela y no la abandonen. La Ciudad de Buenos Aires ha avanzado notablemente en ambos aspectos, y las críticas a la cartera que lidera Esteban Bullrich desconocen la complejidad del problema, o hallan su motivación en intereses sectoriales.
Gestión, no palabras
Porque creemos en la igualdad de oportunidades con hechos, hemos construido ya 50 escuelas (29 son jardines de infantes). Entre 2008 y 2014 se crearon 9.500 vacantes de nivel inicial contra 3.500 en los diez años previos. De 2008 a 2014, el presupuesto de Educación aumentó 27% en términos reales (de $10.045.132.939 a $12.752.230.417). Este incremento se obtuvo gracias al aumento histórico del presupuesto total de la Ciudad. También aumentó en un 41% por sobre la inflación Congreso la parte del presupuesto de Educación destinada a inversión (infraestructura, Plan Sarmiento, mantenimiento de escuelas, Escuelas Seguras, accesibilidad, y otras inversiones educativas).
La inversión en Infraestructura escolar se ha realizado gracias a fondos propios y a fuentes extraordinarias provenientes, por ejemplo, de la venta de los terrenos de Catalinas. Entre 2008 y 2014 se invirtieron más de $2.500.000.000 de fuente propia (corregido por inflación) y su ejecución presupuestaria superó el 90% a partir del 2011, acompañando toda una modernización de la burocracia estatal, reformando el sistema de compras e incorporando el expediente electrónico, entre otros cambios.
Cuando se habla de subejecución del presupuesto de infraestructura, se omite nombrar las fuentes plurianuales que adscriben a un año calendario la totalidad del crédito presupuestario destinado a gastarse en períodos de dos y tres años, lo que crea una figura incorrecta de subejecución. Tras la sanción de la Ley de Emergencia Edilicia se generaron fondos extraordinarios que tras su ejecución elevan la inversión en infraestructura escolar 2008-2014 a más de $3.300.000.000 en términos reales.
El debate en el futuro
Con acciones concretas venimos demostrando la importancia que el Gobierno de la Ciudad le da a la educación. El crecimiento de la matrícula estatal viene a atestiguar la mejoría progresiva de la calidad del sistema. Y nuevamente, la tarea pendiente es inmensa, pero requiere de hechos concretos situados en el futuro y no de una visión parcializada de la historia que alimenta una retórica nostálgica.