Asesinatos “ante la indiferencia de muchos”.
En la apertura del último Consistorio con Cardenales y patriarcas para analizar la situación en Oriente Medio y el papel que puede desempeñar la Iglesia Católica para promover la paz, en referencia a las masacres del Estado Islámico, el Papa Francisco decía: “Asistimos a un fenómeno de terrorismo de dimensiones antes inimaginables (…) Parece que se ha perdido la conciencia del valor de la vida humana, que las personas no tienen valor y que pueden ser sacrificadas por otros intereses. Y todo esto, lamentablemente, ante la indiferencia de muchos”, así analizaba la situación en Oriente Medio y el papel que puede desempeñar la Iglesia Católica para promover la paz y pedir una “respuesta adecuada” de la comunidad internacional.
En septiembre, en ocasión del comienzo del Año Nuevo judío, el Papa recibió en el Vaticano a líderes del Congreso Judío Mundial (CJM) y del Congreso Judío Latinoamericano, en esa oportunidad expresó que “en este momento los cristianos somos perseguidos, y en estos momentos nos toca a nosotros, lo que en otro momento les tocó a ustedes [los judios]“. Ronald Lauder, Presidente del CJM advertía en un editorial publicado en The New York Times, que “el pueblo judío entiende muy bien lo que puede suceder cuando el mundo está callado”. “Esta campaña de muerte debe ser detenida”, agregó.
Somos sensibles a las persecuciones, levantamos nuestra voz y hacemos nuestros esfuerzos por concientizar a la población mundial sobre lo que está ocurriendo en Medio Oriente. Esta semana en la Catedral Metropolitana en Buenos Aires, judíos y cristianos, recordamos la Noche de los Cristales Rotos, aquel trágico evento que marcó el comienzo del Holocausto, en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Unidos con la misma fuerza, también hacemos juntos un llamado para parar las muertes de cristianos en el Medio Oriente, pidiéndole al mundo que no guarde silencio ante esto crímenes aberrantes y cobardes cometidos en “nombre de Dios”.
Como judíos, defendemos el derecho a la libertad de construir nuestra identidad sobre la propia creencia religiosa, y condenamos el accionar destructivo de querer asesinar a otro ser por el solo hecho de ser distinto.
Anhelamos que nuestro mensaje, el de los judíos y cristianos unidos, logre despertar la conciencia de la Humanidad para que sobre la enseñanza del Holocausto digamos nunca más, y seamos capaces de detener esta matanza.