Por: Damián Di Pace
Cuando proyectamos perspectivas sobre el bolsillo de los argentinos, versión 2016, deberíamos tomar en consideración que el mes pasado fue complicado por la fuerte alza de bienes de la canasta básica como carne, pollo, bebidas, lácteos, artículos de limpieza para el hogar e higiene personal, entre otros. En el caso de enero, los incrementos vienen por el lado de los servicios, con aumentos en las prestaciones de electricidad, telefonía celular, internet, cable, alquiler de cochera, seguro del auto, seguro del hogar, patentes, ABL, entre otros. Si bien el intento del Gobierno nacional es establecer una meta inflacionaria del 25% a lo largo del 2016, las consultoras privadas estiman por el momento y de acuerdo con el actual movimiento de precios, índices superiores al propuesto por la cartera de Economía. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas cerraron en 2015 con un tibia recuperación del 2,1% frente a la caída que se había visto en 2014, en el orden del 6,5 por ciento.
Al estudiar las perspectivas de canales y usos de dispositivos tecnológicos para realizar las compras por parte de los argentinos en 2016, la situación de bolsillo a nivel económico continuará cruzándose con ciertos cambios y adaptaciones a un nuevo entorno comercial por parte del consumidor local. De acuerdo con una encuesta que elaboramos durante este mes, con base en 651 personas en capital federal, Gran Buenos Aires e interior del país, ambos sexos y universo de grupos etarios de los 19 a los 65 años, durante este año se incrementarán aún más las compras electrónicas, que en un 50% continúan realizándose desde PC de escritorio, 28% desde una notebook, 8% desde un smartphone, 5% desde una tablet. Claramente, a su vez, el crecimiento del parque de equipos de smartphones en el mercado local incrementará las compras por este dispositivo en 2016.
Las plataformas comerciales preferidas para realizar las compras son: 31% marketplace (sitios como Mercado Libre), 27% sitios de venta de comercio, 13% redes sociales, 11% sitio de cuponeras de descuentos, 11% sitios de venta de empresa mayorista, 7% otros. El 57% de los encuestados compra al menos una vez por semana por internet, aunque el 37% no lo hace nunca, repartiendo las cargas, pero avalando una tendencia incremental de las compras en línea.
A su vez, el incremento de la cantidad de smartphones en el mercado argentino plantea un desafío a las empresas de vincular las prácticas de consumo de sus clientes con el uso de aplicaciones que faciliten y mejoren las experiencias de compras. De los argentinos que tienen teléfonos inteligentes, el 51% tiene descargadas entre una y cinco aplicaciones, el 18% más de cinco, 10% más de diez y el 8% más de quince. Es decir, facilitarle el acceso a los bienes y los servicios a los clientes poniendo a disposición sus precios desde la pantalla de sus teléfonos comenzará a ser una prestación tan commoditizada como extraer los mismos productos de una góndola de supermercado, de un mostrador de un almacén o desde la oficina de una empresa de servicios.
De este segmento de consumidores “inteligentes”, el 41% dedica entre una y dos horas al uso de aplicaciones, 29% entre dos y cuatro horas, el 13% más de seis horas, 11% entre cuatro y seis horas, y solamente el 6% nunca utiliza este tipo de prestaciones digitales, incluso contando con un teléfono desde el que se puede acceder a Facebook, Twitter, Whatsapp, etcétera. Es decir, entre las 150 veces que los argentinos ven la pantalla de celular por día en promedio las empresas deberán proponerse el desafío de captar su atención al pasar o incluso ingresar en su vida mediante el uso de aplicaciones que simplifiquen el proceso de compra y lo hagan más eficiente y económico.
Por su parte, al preguntar si consideran que a futuro el comercio electrónico va a reemplazar al comercio físico, el 50% opina que sí lo hará. Sin embargo, el futuro es analizado y proyectado por los consumidores en relación con los elementos a tomar en consideración en tiempo presente, ya que los cambios sociales, culturales y tecnológicos dinamizarán también procesos de adaptación en las propias tiendas físicas que las harán ingresar a un nuevo entorno de comercialización, por lo cual, posiblemente, no haya sustitución de plataformas, sino, como estamos viendo en la actualidad, aunque con tibios gestos, un intenso nivel de complementariedad entre las tiendas físicas y en línea.
En este contexto, las pymes en Argentina tienen una oportunidad enorme para desarrollarse y crecer en los próximos años en un entorno donde ciertos sectores de la economía minorista están altamente concentrados en las tiendas físicas como consumo masivo, electrodomésticos, artículos para el hogar, entre otros. Con la nueva persiana digital a las pequeñas y medianas empresas y al comercio minorista tradicional se le abre la posibilidad de abordar a los consumidores locales y también globales. En forma proporcional, los consumidores acceden a un mayor abanico de opciones y posibilidades para evaluar la compra de bienes y servicios bajo un nuevo entorno comercial.
El futuro está llegando y en el presente la puja sobre el poder adquisitivo del consumidor argentino en 2016 se dirimirá en el acuerdo paritario, pero mientras tanto la nueva estrategia que plantea el gasto diario de bolsillo es dirimir sus decisiones entre el físico y el digital. Lita de Lázzari diría: “Hay que caminar, hay que caminar” y seguramente ahora le agregaría: “Hay que navegar, hay que navegar”. De acuerdo con la Cámara Argentina de Comercio Electrónico las ventas en línea crecieron un 48,5% en 2014, más del 60% en 2015 y con una tendencia de perspectiva de crecimiento sostenido en 2016.