Gradualismo versus políticas de shock

Daniel Sticco

La primera lectura de las definiciones de política que hicieron a la prensa el flamante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, es que se profundizará el esquema de tipos de cambios comerciales múltiples y diferenciados, tanto para las exportaciones, en particular para las economías regionales, más alto, seguramente a través de la eliminación de retenciones, así como más elevado para las importaciones de bienes considerados suntuarios, vía la suba de impuestos internos y tal vez también de los derechos de importación para autos de alta gama y cupos.

También se desprende de las primeras declaraciones de los funcionarios la posibilidad de que se dispongan incentivos a la generación de empleos a quienes sustituyan importaciones, probablemente a través de la exención de cargas laborales patronales sobre los nuevos empleos netos, como impulsó Domingo Cavallo en los 90 con los planes de competitividad.

Se advierte claramente la apuesta a un plan integral, como requiere la hora, para comenzar a reordenar las variables macroeconómicas, para corregir singulares desequilibrios en lo monetario, fiscal, cambiario y también en la actividad productiva, aunque en forma gradual: “se prevén más de 200 metas”, dijo Capitanich.

Sin embargo, la urgencia para detener la pérdida de reservas a un ritmo de u$s4.000 millones al mes, desacelerar la tasa de inflación y atraer el crédito internacional, se requieren políticas inmediatas y contundentes, de alto impacto.

Entre ellas se ubican:
* La eliminación de subsidios para la mitad de la población ubicada en el rango de mediano a altos ingresos y mantener el subsidio al resto de la población con métodos directos, sobre la demanda, más que sobre la oferta.

* Volver al Fondo Monetario Internacional para admiitir la revisión de las cuentas públicas, para destrabar en forma inmediata la superación del default con el Club de París, clave para acceder al crédito internacional para encarar planes de inversión pública y privada en infraestructura, equipamiento y desarrollo de proyectos mineros y energéticos.

* Levantar la restricción al giro de dividendos a los accionistas de empresas extranjeras radicadas en el país que residen en el exterior, porque mientras se mantenga cerrada la puerta de salida de los capitales será casi imposible esperar la entrada. Para alentar la reinversión se requiere generar condiciones propicias y atraer a nuevos inversores.

* Agilizar la autorización de las Declaraciones Juradas de Necesidades de Importación de insumos, partes y equipos relevantes para el proceso productivo. En octubre, excluidos combustibles cayeron en cantidades más que en el promedio de los diez meses, informó el Indec.

* Eliminar los cupos a las exportaciones de productos primarios, carnes, lácteos, trigo, etc., así como ofrecer precio pleno a las exportaciones de combustibles y elevar la tasa de corte de diesel con biodiesel para sustituir importaciones de combustibles, para incentivar la producción y generar divisas.

* Elevar la tasa de interés al nivel de la tasa real de inflación, para recrear la cultura del ahorro interno y desalentar los excesos de consumos. El exceso de pesos se puede corregir con aumento de los encajes bancarios.

* Establecer una restricción presupuestaria que impida que el gasto público real, esto es el devengado, no sólo la parte que se paga, crezca más del 80% de la tasa de crecimiento de los recursos tributarios., y se prescinda de la asistencia del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses y del Banco Central de la República Argentina.

* Renunciar al uso de las reservas del Banco Central para el pago de la deuda pública, y, en particular el uso de emisión monetaria para pagar gastos corrientes. El mercado tiene avidez por nuevos instrumentos de inversión, como sería la emisión de bonos para reemplazar los que van venciendo.

El diagnóstico de los funcionarios parece consistente. Ahora falta esperar las políticas, las cuales deberán dejar de asentarse en la discrecionalidad y la enunciación y pasar a respaldarse en resoluciones y decretos precisos, que contribuyan a dar certidumbre a los agentes económicos.

Esta será la mejor manera de asegurar un crecimiento sustentable, creación neta de puestos de trabajo, más en el sector privado que en el público y posibilitar una mejora en el ingreso real medio de los trabajadores.