Por: Diego Guelar
Según el Génesis, primero libro de la Biblia, Dios creó al hombre y la mujer -Adán y Eva- en el 6to día de la creación: primero a Adán y, para que no estuviera solo, a Eva. Al primero, del polvo y a su compañera, de una costilla del propio Adán.L os alojó en el Jardín del Edén -o paraíso- hasta que Eva lo convenció a Adán que comiera la fruta del “árbol de la ciencia del bien y del mal”, único que Dios les había prohibido tocar. Fue el pérfido Satán el que tentó a Eva y fue el verdadero responsable de todo lo que ocurriera a posteriori que es historia bastante conocida: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado, pues polvo eres y al polvo volverás (Génesis 3:19).
Los religiosos judíos, y luego los cristianos, establecieron la antigüedad de la raza humana en 5775 años, año que estamos comenzando a transitar. Se construyó una cronología que establece que el diluvio ocurrió 1656 años después de la creación, que en el 2449 los judíos recuperaron la libertad, salieron de Egipto y recibieron las tablas de la ley -los 10 mandamientos- de manos de Moisés, etc. El Emperador romano Julio César creó un calendario -el juliano- partiendo de la fundación de Roma y luego Dionisio estableció el año del nacimiento de Jesús como base para contar los acontecimientos anteriores y posteriores.
En 1859, el naturalista Charles inglés Darwin publicó el libro “El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida”. Allí expone la “teoría de la evolución” que explica la creación de la vida a lo largo de millones de años, incluyendo la aparición de la especie humana como parte de ese proceso. Hasta el día de hoy se debate entre los “Creacionistas” y los “Darwinianos” sobre el origen de la vida.
Desde el punto de vista religioso, judíos, cristianos y musulmanes adhieren a la tesis “creacionista” -el hombre como producto de la decisión divina- mientras que la ciencia unánimemente coincide con Darwin. Muchos hemos optado por conciliar ambas posiciones interpretando a la Biblia como una gran metáfora sobre la condición humana y su naturaleza universal y eterna.
Sería bueno que, habiendo considerado la Iglesia Católica que los judíos somos los “hermanos mayores”, no dejáramos la celebración del cumpleaños de Adán y Eva como una festividad exclusivamente judía y pudiéramos celebrarla -también con los hermanos musulmanes- como una efeméride global que hermana a hombres y mujeres en el doloroso y feliz tránsito por la vida en la búsqueda del paraíso perdido. Quizás algún día lo encontremos superando la violencia y la pobreza. Para este objetivo, poco importa ser creyente o ateo. Alcanza con ser buena gente.
¡Feliz año 5775!