Kirchnerismo: ¿inclusión social de los jóvenes?

Facundo Chidini

La salud del sistema económico puede evaluarse por la capacidad para generar individuos libres, con la suficiente autonomía para diseñar e implementar su plan de vida.

El plan de vida es entendido como el proyecto existencial que involucra el desarrollo de la persona en tres dimensiones profundamente articuladas: a) educación, b) empleo estable, y c) vivienda (individual y/o familiar).

El pleno desarrollo de estas tres dimensiones es la condición sine qua non para una auténtica emancipación. Este concepto no puede reducirse al término jurídico de emancipación, sino que debe ser interpretado como el camino que los jóvenes deberán transitar entre la total dependencia de sus padres (infancia) y la autonomía plena (condición adulta).

La imposibilidad de emanciparse es hoy un grave problema para los jóvenes argentinos, condenados a depender y vivir eternamente con sus padres. Según cifras de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, el segmento de jóvenes “ni-ni” -que ni estudian ni trabajan- en la Argentina se incrementó un 17% de 2003 a la fecha y hoy alcanza a casi un millón de chicos de entre 15 y 24 años. Para ser más exactos, la población de argentinos de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan creció de 846.000 en 2003 a 993.000 en 2010.

En este contexto, podemos determinar que hay casi un millón de jóvenes que sufren estas situaciones:

  • No pueden insertarse laboralmente en condiciones de competividad en el mercado de trabajo.
  • La educación formal, tanto a nivel secundario como universitario, no los prepara para alcanzar esas condiciones mínimas exigidas por el mercado laboral.
  • Reciben un escaso o nulo fomento del emprendedorismo como alternativa o complemento a la instrucción recibida en el sistema educativo.
  • Se torna imposible el acceso a la vivienda propia por créditos hipotecarios o por ahorro, porque la inflación ha destruido el sistema crediticio a largo plazo o cuando, por sólo nombrar un ejemplo, se necesitan 100 sueldos para adquirir una propiedad residencial en Buenos Aires.
  • La posibilidad de acceder por medio de un alquiler se torna cada vez más difícil tanto por las condiciones de acceso como por el mantenimiento durante el período de contrato.

La exclusión de los jóvenes del sistema educativo, de una vivienda propia y del mercado laboral genera enormes daños individuales, familiares y sociales, y abre la puerta a comportamientos sociales perjudiciales como la drogadicción, el alcoholismo y la delincuencia.

Esto habla de los problemas que atraviesan los jóvenes en la actualidad ante la dificultad de sostener una rutina de sacrificio en pos de un futuro mejor, cuando no se vislumbra futuro alguno.

El aumento progresivo de los jóvenes “ni-ni” surge como un baño de agua fría para la gestión kirchnerista, que manifiesta entre sus logros haber bajado la tasa de desempleo de la población general en un contexto de crecimiento económico y que, además, levanta como sus principales banderas la inclusión social y la integración de la juventud al modelo. Sumado a esto, el año pasado se aprobó el voto a los 16 años con el supuesto fundamento de ampliar la frontera de derechos de los jóvenes, para que participen y sean responsables como adultos en las elecciones.

A modo de corolario, podemos entender que su estrategia populista consiste en apelar discursivamente a anunciar infinidad de derechos, endulzando la mayor cantidad de oídos posibles, pero que en la praxis son inmaterializables y que su objetivo fundamental no es hacer una transformación profunda de las estructuras sociales y económicas en pos de la independencia, el desarrollo personal y la búsqueda de la felicidad de los jóvenes sino en perpetuarse en el poder a través de su popularidad entre las masas.