Por: Facundo Chidini
En 1945, Friedrich August von Hayek planteó por primera vez su tesis de que el sistema de precios es un desarrollo social que ha resultado de la evolución y no del diseño deliberado, y que permite detectar y transmitir la información económica que se encuentra dispersa y fragmentada entre millones de individuos.
El proceso de competencia que se desarrolla en el mercado permite que se revelen las preferencias de los consumidores y los productores compitan por satisfacerlas. Esto produce información, que es transmitida a través del sistema de precios, generando una eficiente asignación de recursos, en la cual son los consumidores quienes van guiando las decisiones de los productores.
En el sistema de precios intervendrán los efectos de la información particular y circunstancial que posee cada uno de los participantes que interactúan en el mercado, una suma de conocimientos mayor a la que pueda poseer cualquier planificador central.
El proceso dinámico de producción y transmisión de información se transforma en un sistema comunicacional, al cual denominamos mercado y que resulta ser mucho más eficiente, en la tarea de procesar información dispersa, que cualquier otro sistema creado voluntariamente por el ser humano.
Este mecanismo de comunicación es realmente fabuloso, ya que logra economizar los conocimientos con que operan cada uno de los participantes para poder elegir la decisión más adecuada. En pocas palabras, mediante un mero símbolo, se logra comunicar sólo la información más esencial y sólo a quienes les concierne.
Un pilar esencial de la libertad de expresión son los medios, a través de los cuales esa libertad se manifiesta. Esto significa que la protección de la libertad de expresión es un derecho que no sólo comprende el contenido sino también los medios de expresión utilizados.
Así lo expresa el art. 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” También el art. 13 inc. 1º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos reafirma: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto.”
Sin dudas, el sistema de precios es un medio comunicacional, a través del cual se produce, se recibe y se transmite información. Cada individuo que participa en el mercado, emite y recibe opiniones, quizá no conscientes del proceso de alta complejidad que se transforma con la interrelación de consumidores y productores, pero opiniones legítimas al fin y sumamente beneficiosas para la sociedad.
Por lo tanto, cuando vemos que el sistema de precios es suprimido por los poderes del gobierno, además de producir escasez, pérdida en la calidad de productos, generar mercados paralelos y destruir el cálculo económico, tengamos la firme convicción que el congelamiento de precios que está en vigencia también afecta a la libertad de expresión.