Por: Fernando Rosso
Si el 2013 fue el año de la emergencia electoral de la izquierda nucleada en el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), el 2014 lo fue de su protagonismo en conflictos que tuvieron amplia repercusión en el escenario político.
Los conflictos desatados en la autopartista Lear Corporation y la gráfica ex RR Donnelley, hoy bajo gestión de los propios trabajadores, tuvieron alto impacto en el escenario.
Uno de los partidos integrante del FIT, el Partido de los Trabajadores Socialistas – PTS (los otros son el PO e IS), tuvo influencia decisiva en el desarrollo y las resoluciones parciales de ambos.
El emblemático caso de Lear fue calificado como “el conflicto del año” por los CEO de las principales empresas, según una encuesta del diario El Cronista Comercial. Y esto se explica porque no hay precedentes de un conflicto tan extendido (más de seis meses), en una rama considerada el corazón del “modelo”. Durante el mismo se llevaron adelante quince jornadas nacionales de lucha (catorce cortes de la Panamericana, los innovadores piquetes móviles con autos para evitar la represión) y acciones en Buenos Aires y varias provincias del país. Hubo una seguidilla de represiones con veintidós detenidos y más de ochenta heridos, cinco cortes en el Obelisco, diez marchas al Ministerio de Trabajo, a la Embajada norteamericana y a la Cámara de Comercio de EEUU, acciones de patoterismo por parte del sindicato (SMATA) en la fábrica y en el Congreso contra el diputado Nicolás del Caño (PTS-FIT) que acompañó y amplificó la voz de los despedidos. El conflicto también se libró en los tribunales, las resoluciones judiciales más resonantes fueron la imposición del retiro de las fuerzas de Gendarmería de Sergio Berni de la Panamericana (luego del affaire tragicómico del “gendarme carancho”) y la medida cautelar que obligó a la reincorporación colectiva de los despedidos. Reincorporación que debe terminar de efectivizarse el próximo 19 de enero y contra la que están operando, tanto la empresa como el SMATA.
Este fallo coronó un conflicto que se llevó a cabo con las más variadas formas de lucha no reducidas al ámbito de la fábrica. Tomó un carácter político en el sentido profundo del término: enfrentó a dos políticas frente a posibles crisis económicas. Además, intercedió en las contradicciones de la propia coalición oficialista por la cada vez mayor distancia que separa el discurso de la práctica.
Un año de elecciones múltiples
El fin de ciclo kirchnerista abrió el juego a la interna del peronismo, la dispersión que existe en los partidos tradicionales y el mismo régimen de las PASO, hacen que el 2015 se convierta en un “festival” de elecciones.
Dos fenómenos nacionales juegan a favor de que el FIT mantenga y amplíe su apoyo electoral. Por un lado, el posicionamiento de Daniel Scioli como el candidato oficialista con más chances implica un pronunciado giro a la derecha del kirchnerismo. Por el otro, la crisis del FAUNEN y la centroizquierda tradicional, disminuyen las posibilidades de un competidor.
Pero además, las encuestas pronostican buenos resultados generales y algunos números más que interesantes en provincias, tomando en cuenta que en muchos casos son mediciones para cargos ejecutivos, donde presuntamente la izquierda baja sus posibilidades.
En Salta y Mendoza, los dos “bastiones” que superaron ampliamente la media en los resultados del 2013, habrá elecciones en febrero (PASO en la capital de Mendoza) y en abril en Salta. En la provincia cuyana, el pre-candidato a presidente y diputado nacional por el PTS-FIT, Nicolás del Caño, se postuló también para la intendencia de la capital para sortear la maniobra de adelantamiento de las elecciones y lograr los mejores resultados para el Frente en esa provincia clave. Las últimas mediciones ubican a Del Caño segundo con un 16% de intención de voto (consultora Reale-Dalla Torre). El también diputado nacional por el PO-FIT, Pablo López disputará la intendencia de la capital de Salta y tenía un 16% de apoyo, según algunos estudios.
Recientemente se han conocido otras encuestas que muestran altos porcentajes para el FIT. Aresco, la consultora de Julio Aurelio, colocó en tercer lugar al FIT en intención de votos a gobernador en la provincia de Jujuy. Alejandro Vilca, el joven trabajador municipal (recolector de residuos) obtenía un 14%. En Córdoba, el consultor Walter Sicchar, ubicó al FIT (con la candidatura de la ex legisladora, Liliana Olivero de IS) con 7 o 9% de intención de voto, según los distintos escenarios.
La izquierda coronó el año con dos actos de similar convocatoria realizados por los partidos más importantes del Frente. El PTS cerró el año en el estadio cubierto de Argentino Juniors y el Partido Obrero había hecho lo propio en el Luna Park. Entre los dos movilizaron alrededor de doce mil personas.
“De todo laberinto se sale por arriba”
La perspicaz frase pertenece a Leopoldo Marechal. La figura del laberinto tiene cierto uso folklórico entre quienes pretenden ubicar a la izquierda en un rincón minoritario e inofensivo de las eternas rencillas internas. No se corresponde con el momento presente. El FIT superó su etapa “laberíntica” de la forma que aconsejaba el escritor y ensayista: por arriba.
Como todo el mundo conoce, el frente está integrado por organizaciones diferentes, en el marco de un acuerdo programático.
Las múltiples polémicas que lo cruzan pueden reducirse a dos: cuál es la justa relación entre la pelea parlamentaria y la movilización extraparlamentaria, y cómo lograr expresar a las nuevas generaciones de jóvenes y trabajadores en el FIT, combinado con la experiencia de sus figuras tradicionales. En última instancia, esto se expresa en la disputa por las posiciones en las candidaturas.
Estas discusiones pueden desarrollarse e incluso llegar a acuerdos (sin descartar el mecanismo de las PASO) con la altura que la situación lo requiere. Lejos del laberinto y mucho más cerca de un nuevo salto para el que están dadas todas las condiciones, que termine de posicionar al Frente de Izquierda en las ligas mayores de la política nacional.