¿Qué aprendimos de la década kirchnerista?

Franco Moccia

Tras 10 años de gobierno, es ya claro que el kirchnerismo no supo proveer bienes públicos de calidad (seguridad, justicia etcétera), ni regular y/o proveer servicios públicos (electricidad, gas, transporte, etcétera), ni mejorar la infraestructura (FFCC, rutas, etcétera). Esto frustra a los argentinos independientemente de sus ideas políticas. Pero la frustración es aún mayor al ver que ello sucedió con el gasto público y la presión impositiva más altos de que tengamos memoria. Hoy viajamos mal en los FFCC, sufrimos cortes de energía, es imposible terminar una comunicación por celular y la calidad educativa viene en picada sólo por citar algunos ejemplos.

En el sector energético las políticas implementadas por el gobierno nacional en el sector de hidrocarburos y de la electricidad, transformaron a la Argentina en un importador neto de energía. En el 2013 importamos casi 13 mil millones de dólares en combustibles, un 38% mas que en el 2012. Tuvimos un déficit energético de 6.8 mil millones de dólares en el 2013 y tiene tendencia creciente. ¿Se puede considerar esto sostenible? Las importaciones de combustibles líquidos, gas y electricidad confirman nuestros problemas tanto de producción de hidrocarburos como de generación eléctrica. El gobierno responsabilizó a Repsol hasta que confiscó YPF pero ¿Cuál fue su rol como regulador mientras esto sucedía? Los recientes cortes de luz son otro ejemplo: el gobierno culpa a las compañías distribuidoras que sin duda comparten la responsabilidad, a pesar de la política tarifaria insostenible del gobierno. Pero ¿quién las reguló durante esta década?

En el plano de transporte, los problemas son también innegables. El abandono de la responsabilidad del Estado como regulador nos ha llevado a un sistema de trenes urbano colapsado y de mala calidad. El sistema trasporta un 40% menos de pasajeros entre el 2002 y 1999 a pesar de la caída estrepitosa del valor del pasaje en términos reales. ¿Puede ser esto sólo responsabilidad de los concesionarios? ¿Quién diseñó el modelo?¿Quién lo regula? ¿Quién paga los subsidios? Gracias a Dios, en este ámbito, el kirchnerismo reaccionó luego de los accidentes y comenzó a invertir.

En el sector de la educación, los resultados no son alentadores tampoco. Luego de que se aprobó la ley que llevó la inversión en educación al 6,5% del PBI, los resultados de las pruebas internacionales PISA muestran, consistentemente, una realidad preocupante. La Argentina se ubicó en el puesto 58 entre 65 países, y es el único país que bajó en comprensión de textos desde el año 2000. Esto demuestra que la solución no pasa exclusivamente por aumentar el gasto, sino que se requieren cambios estructurales para modernizar el sistema educativo. El caso reciente de México muestra el camino. Este país logró un acuerdo entre diferentes partidos cuyo objetivo es lograr capital humano de calidad, empleable en un mundo globalizado, sobre la premisa de que la educación pública es el instrumento más adecuado para igualar oportunidades en la sociedad. Los ejemplos podrían continuar: salud pública, seguridad, vialidad, hidráulica, etcétera. ¿Cuál es la explicación de este colapso generalizado?

Hasta la crisis del 2001, era común achacarle a la falta de recursos la mala calidad de los bienes públicos en Argentina. La “década ganada” ha confirmado que esa hipótesis es errónea. El kirchnerismo duplicó el gasto público y en lugar de mejorar la calidad de los bienes públicos, la empeoró sistemáticamente. El gran aprendizaje de la década kirchnerista es el siguiente: sin gestión profesional del Estado y políticas públicas a largo plazo, no se puede proveer bienes públicos de calidad; incluso si se duplican los recursos.