Por: Gastón Recondo
Los 53 periodistas consultados por la UEFA, uno por cada país integrante de dicha entidad, eligieron en su mayoría a Andrés Iniesta como el mejor futbolista del Viejo Continente en la temporada 2011/2012. La noticia no llamaría la atención en circunstancias normales. La curiosidad de esta votación parte desde el punto en que sus compañeros de terna eran nada más y nada menos que Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Los tres jugadores se desempeñan en la Liga Española, lo cual demuestra el predominio del país ibérico en la actualidad.
Para los europeos existen dos grandes competencias continentales. Una se disputa todos los años, a nivel clubes, y es la UEFA Champions League, y la otra únicamente en los años bisiestos, la Eurocopa. De por sí, era muy llamativo que no hubiera en la terna ningún representante del Chelsea, flamante campeón. Claramente, los que votaron vieron jugar a los dos finalistas de Munich hace 3 meses y no existía uno solo que mereciera estar en esta terna. En cambio, el ganador de la Eurocopa tuvo otro vuelo, mucho más brillo. Por segunda edición consecutiva, España se consagró campeón y dominador absoluto del planeta fútbol.
Seguramente, si comparamos el nivel individual de Iniesta con el de Messi o Cristiano de la última temporada, no vamos a encontrar argumentos suficientes que justifiquen la reciente condecoración. No obstante, nunca pudieron explicar en la FIFA y mucho menos en la UEFA que en 2010 el rosarino se quedara con el Balón de Oro habiendo sido campeones del mundo los españoles. Es más, Andrés Iniesta hizo el gol del título en Tiempo Suplementario frente a Holanda.
Aquella votación corrió por cuenta de los técnicos y capitanes de todas las selecciones del mundo. En este caso, los que votaron fueron solamente europeos. Celosos o soberbios, los dirigentes que siguen a Michel Platini, presidente de UEFA y gran candidato a suceder a Joseph Blatter en la FIFA, procuraron que aquel descuido no tuviera un segundo capítulo. El premio que por lógica le hubiera correspondido a Iniesta en 2010 se lo dieron ahora.
Y no está mal. Merece el fútbol español más reconocimiento que el que ha tenido. Tomaron un protagonismo histórico, haciendo real lo impensado, ganando una final sin delanteros aunque siendo absolutamente ofensivos. Lejos de los escándalos, cerca del buen trato, con embajadores dignos del elogio como su entrenador Vicente Del Bosque, o sus capitanes Casillas, Puyol y Xavi.
Es por esto que no duele ver a Messi a un costado del premiado. El mismo Leo disfruta de ver cómo le llegó, tarde pero merecido, un premio a uno de sus mejores amigos y excelente jugador de fútbol. Sabe el rosarino que cuando voten todos a fin de año no habrá manera de impedir que el balón de oro continúe en sus manos por cuarto año consecutivo. Hizo más de 70 goles en una temporada, y en el arranque de la actual ya lleva 7. Demoledor.
Tan grande ha llegado a ser la figura del capitán de la Selección argentina que hoy también fue noticia. Se entregó un premio y no lo ganó él. Y el mundo se sorprendió. Nadie se alteró, por supuesto. Cuando uno tiene claro de dónde vienen las críticas y los elogios, no hay espacio para la sorpresa. En este caso, tampoco habrá lugar para el cuestionamiento. La sonrisa sincera de Lionel en el momento en el que su compañero del Barcelona agradecía el trofeo al mejor confirma que su vida no pasa por que lo elijan los demás sino por serlo. Adentro y afuera de la cancha.