Por: Adriana Lara
Carta escrita por la ficticia señora Doña Rosa:
Está finalizando febrero, no puede hacerse nada para evitarlo. No te das cuenta por el clima, eso no, porque desde que empezaron las cosas del calentamiento global y las demás macanas que la humanidad se viene mandando, un día hace un frío de morirse, otro diluvia y otro estás sudando. Hay que gastar un dineral en boutiques y salones de belleza actualmente, hasta dónde iremos a llegar. Es un dilema para todas saber qué ponerse sin dejar de estar a la moda, toda una fatalidad.
La mejor manera de saber la fecha es leyendo noticias sobre los docentes en los diarios: todo el mundo sabe que en marzo empiezan las clases y que esos desgraciados siempre, pero siempre, siempre, siempre, andan por ahí pataleando para evitarlo. ¿Hasta tenemos que avisarles que no se puede detener el paso del tiempo? ¡Son unos soñadores, unos románticos, obvio! Siempre pensé que para elegir una carrera como la docencia, hay que ser fantasioso y estar un poquito tocado… ¡Pero los febreros no pueden ser eternos! ¡Confórmense con los feriados de carnaval, que son bastantes, y paren un poquito con la cantinela que ya nos la sabemos de memoria!
El mundo está patas para arriba… Pero es así, una fija: esta gente horrenda, ignorante, desconsiderada y desaprensiva que tiene tres meses de vacaciones, trabaja cuatro horitas y se la pasa panza arriba de licencia en licencia, todos los santos años amenaza con que las clases no inician, con que van a tomar las escuelas, con que no quieren cobrar en negro, que se les cae el techo, el mate cocido con pan, esto y lo otro y la mar en coche. Y hay que tener cuidado, porque hasta el año pasado nadie tomaba en serio esos berrinches porque perro que ladra no muerde y se mandaron un paro de 17 días que dejó millones de familias desesperadas sin saber dónde meter los chicos para ir a trabajar. Fue una verdadera catástrofe nacional, si hasta los políticos más importantes salieron en la televisión a decirle a los maestros que volvieran. Una vergüenza, a dónde está la vocación. Las casas se vieron invadidas por chicos “rehenes”, fue un problema que dejó huellas indelebles y jamás vamos a olvidar.
Quedamos todos traumados. Por supuesto, no nos pasó a nosotros personalmente, porque mandamos a nuestros chicos a colegios como la gente, pero no hay que tener mal corazón y hay que pensar en la sociedad como un todo; a fin de cuentas, somos argentinos y hermanos seamos rubios o morochos, ricos o pobres, provincianos o porteños … ¿o no?
Ahora que todo el mundo anda haciendo periodismo y publica en internet, yo tomé la iniciativa como buena ciudadana de doble apellido que siempre fui y decidí colaborar para avisarle a los docentes que se viene marzo. Mis amigas van a tener un soponcio cuando vean que me hice un facebook y un twitter… Ésta es mi primera carta para el pueblo argentino. Tendré mis añitos pero no me asusta la tecnología; lo hago por sus hijos, que merecen tener educación.
En fin, esperemos que la manga de vagos y atorrantes esta vez no tome de rehenes a los niños y empiece las clases, aunque no les den un peso. Yo pienso que no se lo merecen, es evidente que la educación que le están dando a la gente no vale nada más de la miseria que cobran. El otro día escuché a una mujer, en la cola del banco, diciendo unas barbaridades que me dejaron pasmada. Que era docente y que en su escuela no había aula para los chicos y trabajaba adentro de una caja de durlock… eso no puede ser verdad. Que los chicos la maltrataban desde antes de conocerla, y le llevaba meses ganarse su respeto y empezar a enseñar, que iban a la escuela sin llevar ni lapicera, que tenían unos problemas familiares que nos dejarían con la boca abierta… Que un alumno el año anterior le había gritado que se callara, porque cobraba igual, y que en su casa su mamá decía que los docentes eran una lacra y que estudiar no servía para nada… Por suerte, seguro que eran todas mentiras: la mujer no parecía una docente de lo mal vestida, despeinada y sin maquillaje que estaba. Ni hablar de las ojotas de plástico que llevaba dentro del Banco. Un horror, una mitómana, seguro. Olvidémosla. Gente así no merece nuestra atención.
Se está terminando febrero, lo sé porque en los diarios andan diciendo que peligran las clases por los fracasos continuos de las negociaciones con los docentes. Es una fija que no falla, se repite y se repite. Vamos a ver qué nos depara marzo en este año.
NOTA DE LA AUTORA: Es tan serio para los docentes el tema, que esta vez decidí escribir en broma. La ficticia Doña Rosa que escribe este artículo refleja el pensamiento expresado en muchos comentarios hirientes. Por favor, lector, sea respetuoso al comentar.