América Latina puede transformarse en una región innovadora y desarrollada nutriéndose de las lecciones de otros países. La experiencia internacional muestra que el capital emprendedor (venture capital) tiene un papel fundamental al momento de traducir ideas y productos en grandes empresas. Israel es una estrella global de la innovación. Pero sólo consiguió dar un salto definitivo al desarrollo basado en el emprendedorismo innovador a partir del despegue del capital emprendedor que se disparó con el Programa Yozma.
El Programa Yozma fue la política del gobierno israelí más ingeniosa y exitosa en el campo de la innovación y el emprendedorismo, generando decenas de miles de millones de dólares de valor sin ningún costo para el público. Lanzado en 1992, es ampliamente reconocido como el catalizador de la industria de capital emprendedor local y el ecosistema de startup.
El gobierno buscaba desesperadamente crear empleos para más de 800.000 inmigrantes que habían llegado al país después de la caída del muro de Berlín muchos de los cuales eran científicos e ingenieros. El primer paso fue crear en 1991 unas 24 incubadoras que proveían capital, infraestructura y apoyo gerencial para el desarrollo de productos tecnológicos innovadores. También se pensó en una forma de apoyar a las nuevas empresas a transitar por el valle de la muerte, que es el período que va desde que se recibe la primer inyección de fondos hasta que se comienza a generar fondos propios con venta. Por eso se creó en 1991 el Programa Inbal, un seguro que trató de estimular la creación de fondos de capital de riesgo con una garantía de 70% para los capitalistas que cotizan en la Bolsa de Valores de Israel, pero el programa falló en conseguir tracción, en buena medida por los desafíos de falta de liquidez de los activos que se buscaba financiar.
El gobierno israelí notó que las empresas que habían desarrollado soluciones innovadoras tenían enormes dificultades traduciendo un gran producto en una gran empresa. Salieron a investigar cómo funcionaban otros ecosistemas de capital emprendedor y percibieron que los fondos de capital emprendedor aportaban más que capital: también traían a la mesa valor con sus redes de contactos internacionales y su conocimiento de cómo escalar empresas globalmente. También se llegó a la conclusión de que Israel debería jugar con las reglas de juego internacionales para tener éxito y que el Estado debería limitarse a crear los incentivos correctos sin involucrarse en la elección, la supervisión y la gestión de los startups.
Por eso concibió un programa basado en “matching funds” para atraer a los jugadores internacionales y locales que con el tiempo conformarían la columna vertebral del ecosistema inversor. El Programa Yozma fue constituído con una inversión inicial de US$100M, que fue recuperada en pocos años. El gobierno invirtió US$80 millones en 10 fondos que tendrían socios privados e invirtió otros US$20 millones de dólares estadounidenses directamente en startups a través de un fondo propio.
Los fondos con participación del sector privado fueron la pieza central y más exitosa del programa. Cada uno de los 10 fondos fue constituido como una nueva empresa de responsabilidad limitada con 40% del capital público y 60% de capital privado. Los socios del sector privado fueron elegidos por concurso y debían presentar dos miembros: un fondo de capital emprendedor internacional (que aportase expertise y redes globales) y una empresa financiera local bien establecida (que permitiera el desarrollo de una industria local). Como los socios privados tenían el 60% del capital, tenían los incentivos para aplicar el capital de forma eficiente y la autonomía para conducir el fondo sin intervención del gobierno.
Percibiendo que atraer a los mejores fondos del mundo no sería trivial y que existía una percepción de riesgo mayor al real, el gobierno israelí tuvo la genialidad de crear incentivos que multiplicaron el potencial de creación de valor al tiempo que redujeron el riesgo de los socios privados sin perjudicar a los contribuyentes. Hicieron esto dando a los accionistas privados la opción de comprar la participación del gobierno después de un par de años pagando el capital más una tasa de interés. De esta forma, si el fondo fracasara, todos perderían de forma proporcional y si el fondo tuviera éxito los accionas privados podrían aumentar sus ganancias mientras que el gobierno recuperaría su aporte, ganaría intereses y crearía una industria con un gigantesco potencial de generación de empleos e impuestos.
Los resultados del Programa Yozma fueron excepcionales:
• Múltiples actores internacionales fueron atraídos, incluyendo Advent, Van Leer Group y otros. Ellos permitieron un proceso de aprendizaje colectivo, trayendo expertise, asistencia a la gestión y conexiones a redes globales de inversores, clientes, proveedores y profesionales.
• El Programa disparó el desarrollo de la industria local de capital emprendedor: se formaron 11 fondos de capital de riesgo con más de 250 millones de dólares estadounidenses bajo gestión que fueron invertidos en más de 200 empresas en su fase inicial. El número de fondos de capital emprendedor pasó de 20 en 1992 a 513 en 2000. Los fondos Yozma fueron los precursores de muchos de los mejores venture capitals que existen actualmente en Israel (como Pitango). Los Fondos Yozma fueron seguidos por uno o más fondos adicionales por lo que no se requirieron nuevas intervenciones para asegurar la continuidad de los benefícios. Hoy Israel tiene uno de los mayores ecosistemas de capital emprendedor del mundo con más de US$10,000 millones bajo gestión, a pesar de tener apenas 8 millones de habitantes.
• El Programa disparó el desarrollo de un ecosistema emprendedor con proyección global: El número de startups tecnológicos se multiplicó, pasando aproximadamente de 300 en 1990 a más de 3000 en el 2000. Además, los fondos de capital emprendedor financiaron a 65 startups que llegaron a cotizar en el NASDAQ entre 1993 y 2000 (frente a sólo 4 antes de 1993).
• El Programa acabó teniendo un costo nulo para el gobierno: 9 de las 15 inversiones directas que fueron realizadas por el mismo Yozma resultaron en salidas exitosas, y 8 de los 10 fondos ejercieron su opción de comprar acciones del gobierno, haciendo que Yozma sea una iniciativa rentable para el gobierno.
El Programa Yozma es un excelente ejemplo de cómo Israel multiplica el impacto de sus políticas canalizando la fuerza y la eficiencia del mercado. Lo hace poniendo foco en las imperfecciones del mercado, creando incentivos ingeniosos para moldear el comportamiento de las empresas y alineando intereses para minimizar los costos de supervisión.
América Latina también puede producir un desarrollo explosivo de su ecosistema de startups promoviendo el desarrollo de industrias locales de capital emprendedor. El Programa Yozma nos muestra el camino.