Teherán pidió ayuda a firmas occidentales para luchar contra el virus informático Stuxnet que devasta sus computadoras. El ataque electrónico de que es víctima Irán sigue adelante sin que se haya encontrado aparentemente ninguna solución para frenarlo. La agencia de noticias de la República Islámica (IRNA, por sus siglas en inglés) publicó el 27 de septiembre las explicaciones proporcionadas por Hamid Alipour, director adjunto de la empresa estatal iraní de tecnologías informáticas: “Vigilamos y controlamos el desarrollo del virus. Habíamos previsto eliminarlo en dos meses, pero no es estable y tres nuevas versiones han aparecido desde que empezamos las operaciones de limpieza”. Gobierno extranjero Treinta mil computadoras infectadas por el virus Stuxnet han sido hasta ahora detectadas en Irán, según Mahmud Liayi, responsable de tecnologías de la información en el ministerio de Industria. En las computadoras que infecta, el virus busca el sistema de supervisión de la alemana Siemens, WinCC, que sirve para el control de los oleoductos, las plataformas petroleras, las centrales eléctricas y otras instalaciones industriales. Su función sería la de causar, por “sabotaje informático”, la destrucción física de las instalaciones afectadas o, al menos, la desorganización de los programas internos para modificar su funcionamiento. Liayi confirmó que “probablemente un gobierno extranjero está en el origen de este virus, teniendo en cuenta su complejidad”. Algunos iraníes criticaron las razones que permitieron a Siemens introducirse en los engranajes y las estructuras militares. De hecho, el proyecto de central nuclear en el Golfo Pérsico fue iniciado por ese grupo alemán, en tiempos del Sha, antes de la revolución islámica de 1979. Fue interrumpido tras el estallido de la guerra Irak-Irán en 1980, luego Rusia lo retomó en 1994. El grupo alemán está por lo tanto implicado desde el comienzo de la construcción de la central de Bushehr. El comandante adjunto de los Guardianes de la Revolución, Hossein Salami, declaró que todas las estructuras de defensa del país fueron movilizadas contra esta guerra y que un plan especial fue elaborado por la central de Bushehr. Su declaración representa una confirmación implícita de que la central nuclear fue efectivamente alcanzada, pese a todas las desmentidas oficiales. El virus Stuxnet habría infectado los sistemas de adquisición de datos y de control de las centrales informáticas. Los iraníes no estarían logrando aislarlo. Teherán está por lo tanto decidido a recurrir a expertos europeos en seguridad informática. Ayuda externa Los servicios iraníes están confrontados a un dilema puesto que la ayuda extranjera requiere la provisión de la lista precisa de centros atacados y de su localización. Implica sobre todo el libre acceso a los expertos para que se hagan presentes en los sitios sensibles y secretos. Antes de intervenir, los expertos pidieron conocer el detalle de los cambios hechos por Irán al sistema de control de base de las computadoras, SCADA (Supervisory Control and Data Acquisition), proveniente de Alemania. Ahora bien, develar esos cambios implica poner al desnudo el sistema informático del país. Dos grupos especialistas en seguridad fueron contactados en prioridad, un alemán y un francés, y los negociadores dan cuenta del estado de ánimo de los ingenieros iraníes. No sólo no logran circunscribir el virus, sino que las maniobras locales que realizan agravan la situación. Los expertos han sacado la conclusión de que los iraníes no debían actuar más porque a cada intento de contrarrestar el mal, “el virus tenía tendencia a contraatacar con más fuerza” como si hubiese sido concebido con su propio sistema de defensa incorporado. Se preguntan por otra parte si los iniciadores de este virus tienen el antídoto, los medios para poner fin a la creación de un monstruo que los supera y del cual habrían perdido el control. El objetivo de Teherán no es más hoy el de circunscribir el ataque viral sino de minimizar las destrucciones esperando que el virus deje de actuar por “indigestión”, por falta de blancos o por autodestrucción. Pero son concientes de que, durante todo ese tiempo, sigue comunicando al exterior las informaciones sensibles provenientes de sus bases de datos perturbando al mismo tiempo las comunicaciones internas. Resignación Estas desventuras permiten comprender ciertos hechos que no tenían explicaciones plausibles hasta ahora. Moscú aceptó activar el pasado 21 de agosto la central nuclear de Bushehr porque Irán había disminuido sus capacidades de producir electricidad. Rusia cargó el combustible nuclear en el corazón del reactor con la intención de hacerlo arrancar el 5 de septiembre. Pero los iraníes han decidido frenar el cargamento so pretexto de que habían detectado “un aumento de la temperatura local”. Ahora bien, los datos meteorológicos probaron que la temperatura local no había variado. Varias hipótesis políticas habían sido emitidas para explicar esto y parece que ahora la causa de este freno de la carga de combustible podría explicarse por una falla informática. Ali Akbar Salehi, director del programa nuclear, había enmascarado la falla argumentando que Irán había modificado su objetivo tendiente a “continuar el enriquecimiento al 20% para producir su propio combustible” y luego precisó que el reactor necesitaba cuatro meses para alcanzar su potencia mínima de 1 por ciento. Los dirigentes iraníes minimizan el alcance de los daños a los centros informáticos de sus fuerzas estratégicas y de sus fuerzas armadas que se han vuelto, en algunos casos, mudas y ciegas. Luego del ataque de los israelíes contra Siria en 2007, el sistema de defensa y comunicaciones de Damasco había sido neutralizado unos instantes antes del ataque por razones que permanecen desconocidas hasta hoy.