Por: Javier Cernadas
El pasado lunes, el Ministerio de Economía publicó el informe sobre la “Deuda Pública del Estado Argentino” correspondiente al primer semestre de 2013, en el que se destaca que la deuda pública neta representa sólo el 17,9% del PIB.
Durante el primer semestre del año, la deuda pública bruta, entendida esta como la deuda total del sector público, descendió tanto en términos absolutos como en relación al PIB. Al término del sexto mes de 2013, la deuda del sector público nacional alcanzaba los 196.143 millones de dólares marcando una reducción de más de 1.300 millones respecto al cierre de 2012. A su vez, en términos de PIB la deuda pública descendió del 44,9% registrado en 2012 al 43,6% alcanzado en junio pasado.
Asímismo, y lo que es aún más importante, descendió el nivel de deuda pública neta (con acreedores del sector privado, organismos multilaterales y agencias de gobiernos extranjeros excluyendo la deuda intra-sector público) que pasó de 18,7% del PIB a fin de 2012 a 17,9% a mediados de 2013. Esta cifra a su vez representa una caída interanual de 0,8 puntos porcentuales. Así, durante el primer semestre de 2013, se redujo una amortización neta de 2.198 millones de dólares.
A su vez, la deuda pública externa (con residentes del exterior) alcanza al 13,1% del PIB, según detalló el informe.
El desendeudamiento no es un relato
Durante el último tiempo, comenzó a escucharse un nuevo mito (formulado por medios y economistas opositores al gobierno nacional) que pretende deslegitimar y generar dudas sobre el desendeudamiento durante esta década ganada en nuestro país. Con este fin, el 31 de agosto de este año, Jorge Lanata escribió un artículo de opinión para Clarín en el que afirmaba que “el desendeudamiento es un relato más”.
Como primer punto, debemos destacar, antes de analizar la veracidad del desendeudamiento del sector público argentino durante la última década, que en cualquier país del mundo la forma correcta de medir la deuda y su sostenibildad es en relación con el PIB. Aclarada esta cuestión, es posible avanzar en el estudio de la evolución de la deuda pública.
En el año 2002, la deuda pública con acreedores privados, organismos internacionales y agencias de gobiernos extranjeros equivalía al 164% del PIB mientras que en 2006, luego del canje y el pago al FMI, representaba el 53%. Esta tendencia continuó durante los años siguientes tras la estatización de las AFJP (que eran acreedoras de la deuda pública) y el ininterrumpido cumplimiento del pago de los vencimientos de la deuda reestructurada, llegando en la actualidad a una deuda pública neta del 17,9% del PIB.
Como factores fundamentales que determinaron esta disminución en 146 puntos porcentuales, podemos destacar el crecimiento sostenido del PIB, los pagos correspondientes a amortizaciones de capital y los cambios en la composición de los acreedores de la deuda.
En este sentido, actualmente el 59% de la deuda pública tiene como acreedor a agencias del propio sector público, mientras que el 12,7% es con organismos multilaterales y bilaterales (5,6% del PIB) y el 28,2% con el sector privado (12,3% del PIB).
Finalmente, la deuda pública en moneda extranjera como porcentaje de la deuda bruta pasó del 97% en 2001 (casi la totalidad de la deuda) al 59% en 2013.
Ganamos autonomía y sepultamos un pasado de endeudamiento infinito y ajuste eterno
Han pasado más de siete años del pago total de la deuda que nuestro país mantenía con el Fondo Monetario, un hito histórico que marcó un antes y un después en la historia reciente argentina y permitió a nuestro país librarse de las condicionalidades externas y al gobierno nacional decidir, por sí mismo y en función del interés nacional, las medidas en materia económica que permitieron consolidar un modelo de desarrollo con inclusión social.
No debemos entonces soslayar la importancia del desendeudamiento en términos de independencia económica ya que no hace falta hacer mucha memoria para recordar aquellos tiempos en los que el pueblo argentino votaba un presidente pero la política económica era definida por el FMI. Tampoco es necesario mirar el pasado sino que basta conocer la realidad que sufren países europeos como España en los que a cambio de préstamos externos se le imponen políticas de ajuste que no hacen más que profundizar la crisis con feróces consecuencias sociales.
A pesar de la crisis, la Argentina profundizó el desendeudamiento
Nuestro país, contrariamente a lo que ocurre en el mundo y a pesar de la crisis internacional, continuó con la estrategia de desendeudamiento. Así, la deuda pública argentina descendió 20 puntos porcentuales en comparación con el nivel registrado antes del inicio de la crisis mientras que, inversamente, en la Unión Europea, Estados Unidos y América Latina la deuda pública creció 28, 41 y 4 % durante el mismo período.
Hoy, luego de más de diez años de crecimiento económico sostenido y constante cumplimiento de las obligaciones, podemos afirmar que tiene la Argentina cuenta con uno de los cocientes relativos de deuda pública sobre el PBI más bajos del mundo.