Por: Jesús Acevedo
Mucho se habló de los cierres de listas, se dijo todo. Por lo general cuando terminan quedando una, dos o tres listas con chances de ganar, suele ser una característica negativa de muchos políticos atacarlas, buscar sus debilidades. Por lo general, suelen apuntar a tres críticas básicas: 1) No son políticos de experiencia, no tienen trayectoria. 2) Son un rejunte, una bolsa de gatos que se une. 3) Son famosos, por eso los eligieron como candidatos.
En vez de intentar contestar uno por uno los tres puntos, y enumerar una centena de políticos con trayectoria que en gran parte son responsables de la situación actual que vivimos (nótese que Argentina no es Suecia), o explicar que es mejor buscar las cosas que nos unen en vez de centrarse en las pequeñas diferencias en temas coyunturales, o aclarar que ser reconocido en algo que no sea estrictamente relacionado con la cosa pública no te hace tener menos valor, sino que por el contrario es sumamente enriquecedor encontrar gente de distintos ámbitos que se meta para oxigenar lo que pareciera estar bastante cerrado, me gustaría centrar esta nota en otro planteo: ¿Qué representa una lista?
Una lista además del objetivo propio que tiene en sí mismo (ingresar diputados o senadores al Congreso), representa una idea, un concepto común de un grupo de personas que se ponen de acuerdo en determinadas cosas.
Por eso es que celebro que en las listas tengamos distintos tipos de perfiles que aporten a pensar un mejor futuro, desde distintas miradas, distintas experticias y conocimientos, pero sobre todo, celebro que se pueda romper con el prejuicio y entender que mientras más seamos, de los distintos ámbitos de la sociedad los que nos involucremos, mejor será el resultado. Decir cosas así lleva inevitablemente a que te cataloguen como “un negador de la política“, o de “querer banalizar el arte político“, pero ¿es qué nadie ve que el país es gobernado hace decenas de años por expertos políticos y todos los días nos seguimos quejando de estas consecuencias? Sí, la gente lo ve. Por eso hay una crisis de representatividad.
No me quiero meter a hacer un análisis minucioso de los candidatos que conforman cada una de las listas, ni un estudio pormenorizado de sus antecedentes. Simplemente, y a la inversa de lo que dicen muchos “expertos” políticos, pero en línea con lo que yo creo que busca la gente, celebrar que se puedan conformar listas con personas que se unan por consenso de ideas, por buscar una mirada de un país a largo plazo y que comparta ciertos valores básicos, innegociables a la hora de gobernar.
Celebro que las listas sean abiertas al que se quiera meter, al que quiera participar, al que tenga ganas de involucrarse en la política, porque lo público es y debería serlo cada vez más, de todos. No solamente de un puñado de políticos que buscan encerrar la política en un microclima que le conviene a unos pocos. No, las listas tienen que ser abiertas para todos los que quieran participar.