Por: Jorge Castañeda
En ocasiones resulta que los comentarios posteriores a un debate político por parte de especialistas son más perspicaces e interesantes que el debate en sí mismo. A propósito del tercer encuentro Obama vs. Romney, ahora sobre política exterior, y más allá de las verdades evidentes y los lugares comunes sobre el acento de la nueva insularidad de Estados Unidos, el análisis ofrecido por Fareed Zakaria, de Time y CNN, sobre el post-debate me resultó especialmente interesante. No tuvo que ver con política exterior, con Paquistán, Siria, Irán, Libia o Israel, los cinco países que parecen contar hoy en Estados Unidos (la discusión sobre China fue más sobre política interna o política comercial que de política exterior).
Zakaria comentó sobre el debate con el presidente de J.P. Morgan Chase, que como todo banquero toma el pulso cotidiano de la economía a través del crédito extendido a empresas y a hogares. Según este banquero, los últimos meses se ha soltado nuevamente el grifo del financiamiento hipotecario, no sólo para refinanciar a menores tasas de interés, sino con nuevos préstamos para nuevas viviendas. Cuando se ve que hoy en día un crédito hipotecario a 30 años tiene una tasa fija entre 2.75 % y 3.25% , y con una inflación estacionada en 2.7%, se entiende entonces lo que implica un tasa de interés real para hipotecas -en ciertas condiciones- casi nula. Zakaria concluye de su conversación y análisis que sí hay una recuperación económica inesperadamente vigorosa, sólida y duradera en Estados Unidos. Esto probablemente llegó tarde para asegurar el triunfo de Obama -yo sigo creyendo y queriendo que gane-, pero si gana se deberá más a la mediocridad de su rival republicano que a la eventual recuperación económica. No obstante, para el resto del mundo en general, y para México en particular, las dimensiones y la celeridad de la recuperación estadounidense puede resultar más interesante que los factores explicativos de la victoria o derrota de Obama.
Para Zakaria la recuperación podrá ser de Obama o de Romney, pero será recuperación, y muy probablemente de gran vuelo (los déficits fiscales de los próximos años terminarán por ser absorbidos, a pesar de las preocupaciones de mucha gente conocedora y sensata).
Veo dos implicaciones pertinentes. La primera tiene que ver con la crisis europea y se vincula más directamente al posible triunfo de Obama. Si gana, no tengo mayor duda de que encabezará un esfuerzo, ahora sí con recursos norteamericanos para contribuir al rescate del euro y de los países en situación precaria. Se entiende que no haya podido hacerlo hasta ahora y que ni siquiera se lo haya susurrado a su esposa, pero me resulta inconcebible que en una situación post-electoral y con la economía norteamericana resurgiendo, Estados Unidos no intervenga en el desastre europeo.
La segunda implicación es más inmediata e interesante para nosotros; como ya hemos dicho en estas páginas, junto con otros, México padeció durante la primera mitad del sexenio de ser una economía estrechamente vinculada a la de Estados Unidos, desprovista de facilidades para exportar a China y a la India, dependiente del turismo, las remesas, el narco y la demanda estadounidense de manufacturas. Pero a partir del 2011 la situación se ha invertido: nuestra debilidad anterior -la integración con América del Norte- se ha vuelto nuestra fortaleza; mientras que la fortaleza de Brasil, Argentina, Chile o Perú se ha vuelto su debilidad. Si la economía de Estados Unidos efectivamente se recupera como lo pronostican el presidente del J.P. Morgan Chase y Fareed Zakaria, el más beneficiado en el mundo será México. Más exportaciones de manufacturas, más inversión, más turismo, más remesas, incluso más y mejores envíos de estupefacientes a Estados Unidos. La vida es injusta y este auge, de suceder, pudiera haberle tocado a Calderón o la candidata del PAN si se hubiera producido un año antes. Como van las cosas será de Peña Nieto, sin que haya hecho mucho al respecto. Y en hora buena.
Distribuido por The New York Syndicate