Por: Jorge Heili
La estatización del fútbol en Argentina, decidida por el gobierno de la presidente Cristina Kirchner en 2009, tendrá un costo de $1.410 millones para 2014, según los datos del proyecto de Presupuesto.
Se me ocurrió analizar la promocionada “mejor liga del mundo”, la española, donde hoy están los mejores jugadores, con España campeón del mundo y dos Eurocopas.
Mientras en Argentina el costo de la temporada del 2014 será de u$s222 millones (según previsión del tipo de cambio oficial del dólar previsto en $6,33), la Liga de España tiene un costo de u$s1014 millones al año, es decir, casi cinco veces más.
Pero hay una diferencia: el costo de la Liga no tiene un solo euro aportado por el gobierno, no hay gasto público para poder disfrutar de las jugadas de Messi o los tiros libre de Cristiano Ronaldo.
En España, dos empresas gestionan los derechos de televisación de los partidos. Una es Prisa TV, que tiene la representación de la mayoría de los clubes, y la otra es Mediapro, empresa que tiene los derechos del Barcelona y el Real Madrid, entre otros, y gestiona la cesión de derechos de televisación internacionales.
El Fútbol no es para todos en España, porque solamente se emite un partido por canal abierto y sin cargo, mientras que el resto de los partidos son emitidos por televisión de pago. Aquellos que disponen de un iPhone o un teléfono con Android, por 15 euros al mes pueden ver los partidos en su teléfono celular, pero nunca gratis.
¿Por qué el ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero no estatizó el fútbol? Mariano Rajoy, en medio de tanto ajuste económico, podría congraciarse con la sociedad quitándole a Prisa TV y Mediapro los derechos y utilizar el gasto público para que los partidos del Real Madrid, el Barcelona o el Atlético de Madrid se vean gratis por Radio Televisión Española.
Hubo quienes propusieron ese modelo en 1997, pero el plan fracasó. De hecho, en la actualidad, la Liga de Fútbol Profesional quiere que se elimine el único partido gratuito que se emite por TV abierta, porque eso implica una pérdida de unos u$s104 millones al año.
Los españoles no parecen muy preocupados por este sistema, ni están exigiendo que se liberen los goles para todoas; en cambio, sí son muy críticos con el precio de las entradas a los estadios, que consideran “carísimas”. Una platea cuesta unos u$s65 y las entradas más caras están en u$s185 para ver un partido del Real Madrid en la Liga.
A los españoles, cuyo ingreso per cápita anual triplica al de los argentinos, les informo el precio de las entradas del Superclásico entre River y Boca: las plateas cuestan entre $350 (u$s60) y $800 (u$s137), según los valores oficiales convertidos a dólares.
En pocas palabras, el Fútbol para todos, que los argentinos subsidian con sus impuestos, ni siquiera ofrece precios de entradas lo suficientemente económicas para el salario medio de un argentino. En España, el negocio privado del fútbol que sólo busca la rentabilidad, una platea media cuesta casi lo mismo que en Argentina.
Aunque el índice puede ser cuestionable, podríamos decir que si dividimos el ingreso per cápita argentino por el precio de una platea para el Superclásico, (u$s11.400 / u$s60) se podría asistir a 190 partidos. El mismo cálculo realizado con los valores de España (u$s29.500 / u$s65) permitiría asistir a 453 partidos del Real Madrid.
Me pregunto: ¿qué hubiera pasado si en 1997 España lograba imponer el fútbol gratis para todos? Es difícil saberlo, pero creo que el Real Madrid quizá hoy estaría en la segunda división, los partidos se jugarían con público local, los “ultras” (como les dicen en España a los barras) controlarían los accesos, a los dirigentes y manipularían parte de los recursos públicos; y seguramente miles de españoles habrían abandonado las canchas por temor a la violencia.