Lo que no resuelven Cedines ni Baades: frenar el endeudamiento externo

José Castillo

Con el intento desesperado de recuperar parte del monto de las reservas del Banco Central en franco retroceso, el kirchnerismo recurre ahora al “blanqueo de capitales”. Cedin, Baades y pagarés serán los instrumentos detrás de los cuales se habilita la entrada legal a la Argentina de cualquier negocio oscuro -incluido, por supuesto, lo que sacó en negro el corrupto testaferro de la familia presidencial, Lázaro Báez. Un verdadero festín para los lavadores de divisas. ¿Con qué objetivo? Conseguir, y presentarlo como un gran éxito, unos “miserables” 4.000 millones de dólares (según proyecciones reconocidas por el propio oficialismo). Contradictorio y orillando la más absoluta ineficacia técnica, al mismo tiempo que se apuesta a esto, el Indec publica proyecciones sobre crecimiento del PBI 2013 (infladas, claro, para simular que estamos bien) que prácticamente aseguran el pago del cupón PBI de este año por 4.000 millones de dólares para los acreedores externos.

Sigue entonces, y se multiplica, el festín de la bicicleta financiera. La de siempre, encabezada por los acreedores externos, seguida por los que arman ganancias rápidas aprovechando las herramientas que les brinda el propio gobierno -el mercado secundario de Cedines será una más, que se sumará al contado con “liqui” y las mil y una formas de hacerse legalmente de dólares y fugarlos. Mientras tanto, “no hay plata” para obras de infraestructura, llegándose a catástrofes como las inundaciones de La Plata, estamos al borde la bancarrota energética, los jubilados siguen cobrando pensiones de miseria y se ha llegado a dos masacres ferroviarias, como las de Once y Castelar, porque los subsidios van directo a los bolsillos de las patronales del tren (Roggio y Ferrovías, entre otras).

Pero mientras el gobierno busca, desesperadamente, conseguir dólares con el blanqueo aunque sea pagando un elevado costo político, por otro lado deja ir millones tras millones para cumplir de contado con los pagos de una deuda externa cuyo monto ha alcanzado niveles inéditos.

El endeudamiento del Estado argentino sigue creciendo. Según los propios datos reconocidos por el gobierno, ya alcanzó 197.464 millones de dólares a fines de 2012. 18.500 millones más que el año anterior. Casi 60.000 millones más que después del canje de 2005. “Extraño” para un gobierno que habla de “desendeudamiento”.

Por más maniobras que haga el equipo económico bajo la batuta de Cristina Kirchner y Guillermo Moreno, no se puede tapar el sol con las manos: la deuda sigue creciendo cual bola de nieve. Sumemos al número oficial la deuda pendiente con los bonistas que no entraron a los canjes de 2005 y 2010 (11.200 millones de dólares), los intereses impagos al Club de París (2.700 millones), los 34 juicios pendientes de pago en el Ciadi (13.600 millones), el  “activos contingente” del Cupón PBI (16.925 millones) y ya estamos en 242.000 millones. Sumémosle las deudas externas provinciales (de las que el Estado nacional es garante) y los más de 50.000 millones de deuda externa privada (que la experiencia histórica señala que, ante la crisis, siempre termina siendo “estatizada”) y el valor “real” de lo que debemos orilla peligrosamente los 300.000 millones de dólares.

El gobierno alega que para el 82% móvil no hay plata o anuncia obras que se presupuestan pero nunca se construyen porque la plata va para otro lado. Desde el Frente de Izquierda decimos rotundamente que hay plata para resolver los graves problemas sociales si evitamos, obviamente, que se siga yendo por el barril sin fondo mencionado. No hay salida para la Argentina si no repudiamos, de una vez por todas, esa deuda externa ilegítima, inmoral e impagable que, contraída durante la dictadura, creció y se multiplicó durante todas las administraciones posteriores, incluyendo al kirchnerismo. Recuperar el nivel de nuestras reservas, aplicar los fondos del Anses para sus verdaderos beneficiarios, sanear el presupuesto nacional y que haya efectivamente fondos para trabajo, vivienda, salud y educación no se resuelve con Cedines, Baades ni impidiendo a alguien ir a comprar cien dólares legalmente. Requiere, como primera medida soberana, de la suspensión de los pagos de la deuda externa. El Frente de Izquierda eleva su voz en esta campaña electoral con ese planteo y aspira a hacerlo escuchar en el Parlamento Nacional.