Israel, escribe Mark Steel en The Independent horrorizado por las víctimas infantiles en Gaza, “es una comunidad de asesinos de niños”. La acusación contemporánea es descendiente directa de la infamia de los crímenes rituales que se atribuyó a los judíos durante la Edad Media, según los cuales éstos mataban niños cristianos, extraían su sangre y cocinaban con ella el pan leudado de la pascua hebrea. Grandes cantidades de judíos fueron en esas épocas perseguidos, expulsados y masacrados bajo la sombra de esta acusación infundada. Hoy cae sobre el estado judío el reciclaje moderno de similar injuria: los israelíes matan niños palestinos.
Nunca un judío asesinó a un chico cristiano para emplear su sangre como condimento culinario. Hoy, sin embargo, niños palestinos realmente han sido matados por bombas israelíes. The New York Times ha estimado que el 16% de las fatalidades en Gaza han sido menores de quince años. De modo que la preocupación con tales muertes es legítima. No obstante, la misma debiera extenderse a todas las guerras en las que inevitablemente chicos mueren en fuego cruzado. Muchos niños han muerto en otros conflictos, incluso en guerras que involucraron a Gran Bretaña. Tal como Ben Dror-Yemeni ha recordado en el diario israelí Yediot Aharonot, durante la invasión a Irak, las fuerzas aliadas (de las que Londres era parte) provocaron la muerte a cien mil personas de las cuales el 46% eran menores de quince años según la publicación progresista inglesa The Lancet. A pesar de que murieron en términos proporcionales y absolutos más niños iraquíes que palestinos en una situación de guerra y de que los guarismos son incomparables (46.000 menores iraquíes, 500 menores palestinos aproximadamente), ¿alguien ha acusado a Inglaterra de ser “una comunidad de asesinos de niños”? O por caso, ¿alguien ha tildado al propio Hamas de infanticida por haber ocasionado la muerte a 160 chicos palestinos durante la construcción de los túneles del terror, conforme publicó The Journal of Palestine Studies? ¿Alguien siquiera tomó nota de que 9.000 niños murieron en tres años de guerra civil en Siria?
La guerra en Gaza ha sido caótica y las estimaciones de bajas civiles han variado considerablemente. Según recopilaciones del académico norteamericano David Pollock, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha asegurado que el 72% de los muertos en Gaza fueron civiles, aunque advirtió que los datos podían ser imprecisos. El Centro Palestino para los Derechos Humanos ha ubicado el guarismo en el orden del 83% (curiosamente, durante la previa contienda del 2008/9 el CPDH puso casi idéntica cifra: 82%). Su definición de civil incorpora a combatientes que al momento de caer no estaban participando activamente en la confrontación. Es decir que si un terrorista murió mientras se tomaba un cafecito con su rifle descansando a su lado es considerado un civil. El ejército israelí dice que alrededor del 50% de las bajas fueron civiles y la agrupación de izquierda B´Tselem, usualmente muy crítica de las políticas de su país, ha puesto el número de civiles caídos en Gaza en el 40%. Al-Jazeera -que responde a los intereses de Qatar, país que respalda a Hamas- ha informado que el 28% de los caídos se encuentra en el rango etario de 20-29 años, indicador demográfico más probablemente asociado a combatientes. The New York Times ubicó en 34% de los caídos a hombres en dicho rango.
Las estimaciones relativas a bajas militares o civiles pueden ser inexactas al ser efectuadas en el calor de la guerra, pero quedaron confundidas en una deliberada política manipuladora del Hamas. A mediados de julio, el Ministerio del Interior de Gaza comunicó que “Cualquier muerto o martirizado será llamado un civil en Palestina… No olviden de añadir siempre ‘civil inocente’ o ‘ciudadano inocente’ en vuestra descripción de aquellos matados en los ataques israelíes en Gaza”. A comienzos de agosto la televisión de Hamas Al-Aqsa transmitió: “Incluso combatientes de la Jihad en el campo de batalla son realmente civiles palestinos… decimos ‘un coche civil’, ‘un objetivo civil’ y así sucesivamente, ya que no tenemos un ejército regular”. Un manual de Hamas hallado por tropas israelíes en el cuerpo de un terrorista abatido explicitaba: “El ejército israelí limita el uso del fuego contra centros de población civil. Se recomienda atacar desde allí; disparar desde dentro de los hogares de civiles está en el interés de Hamas, ya que intensifica el odio contra el ejército israelí”.
Quienes redactaron el manual pecaron de ingenuos. Forzar a los israelíes a matar civiles palestinos no fomentó odio sólo contra sus soldados, sino -como Mark Steel y The Independent han ilustrado- contra toda la nación.